Disponer de conexión a Internet es un derecho. Y que ese acceso a la red sea rápido y de calidad es una clave decisiva para muchos comercios que aún no disponen de esa herramienta básica para desarrollar su profesión en óptimas condiciones. Una cuestión que afecta a numerosos establecimientos de la capital a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años para disponer de un correcto despliegue de la fibra en todos los rincones de Burgos.
La tarea no pudo completarse según los planes previstos por Telefónica debido a la negativa mostrada por varias comunidades de vecinos para la instalación de la caja terminal óptica (CTO) dentro de las fincas. La compañía superó las 250 actuaciones y llegó a las 11.000 unidades inmobiliarias en cobertura, cuando inicialmente se previó llegar a las 18.000.
Más de un año después del fin de esos trabajos, el comercio local se encuentra en un punto en el que cada profesional vive su realidad. Muchos han encontrado el visto bueno de su comunidad, otros han hallado la solución por sus medios y todavía hay un número importante de profesionales que no dispone de una conexión de alta velocidad.
Muchas veces hay que taladrar y los propietarios no quieren. Es normal»Guillermo Ruiz, comerciante
«Antes teníamos el drama de que no llegaba la fibra y ahora es que no se puede instalar», recuerda Belén Marticorena, gerente de Centro Burgos. La representante de esta asociación explica que, entonces, fue necesario acudir al Ayuntamiento para que resolviera un problema «que era aún más grande en la zona sur».
Requirió tiempo y paciencia, pero en 2021 comenzó un despliegue que se topó con la obligación de evitar que las instalaciones se fijaran a las fachadas de los edificios en el Casco Histórico. Y es ahí donde los comerciantes dependen de que su comunidad les facilite el acceso. «El centro ya tiene fibra, pero ahora la cuestión está en ver cómo se puede hacer la instalación», resume Marticorena, consciente de la complicada realidad. «Cada comercio vive su situación particular y a unos les ha ido bien, pero otros tienen problemas», reconoce.
Durante este tiempo las pymes y las compañías han planteado diversas alternativas para 'tirar' los cables, por otro lado, o para conseguir una conexión directa sin depender de su comunidad. El despliegue llega a un metro de los negocios y solo queda el operador conecte el servicio a cada usuario, pero aún no se ha dado con la tecla. «Incluso, hay ocasiones en las que una comunidad no pone objeciones, pero surgen otros problemas para hacer la instalación por las limitaciones que existen en el centro histórico», matiza la gerente de Centro Burgos.
Tener acceso a las nuevas tecnologías es una prioridad y debe haber alguna fórmula»Belén Marticorena, Centro Burgos
Los comercios se adaptan a las circunstancias. Ya el verano pasado muchos de ellos del entorno de la Plaza Mayor, La Paloma o San Juan celebraban la llegada de la alta velocidad y hay quienes han renunciado a esta opción porque para su tipo de negocio no resulta un soporte vital.
Mientras tanto, también hay establecimientos que dan vueltas a cómo llevar la fibra hasta allí. Es el caso de la librería Mar de Hojas. «La cosa está complicada», asume su titular, Guillermo Ruiz, quien mantiene los contactos con compañías y técnicos para dar con la fórmula mágica. «No se puede hacer nada por el exterior ni hacer canalizaciones porque estamos en el centro histórico», asume.
En su caso, «al ser una empresa 'pequeña'», Ruiz trabaja con 4G -ni siquiera con 5G-. «Si me voy al fondo del local ya no se oye», explica, antes de reflejar su estado de ánimo. «Estoy resignado», resume.
El margen de maniobra es mínimo, pero este comerciante local asume las reglas a seguir. «En muchas ocasiones hay que taladrar para tener acceso a la fibra y normalmente las comunidades no quieren. Es normal y entiendo que no den la autorización», zanja, centrado en dar con la solución a su situación.
Llamamiento a la unión. El Ayuntamiento conoce al detalle las circunstancias que afectan a estos negocios desde hace mucho tiempo y el área de Comercio se ofreció hace un año a interceder ante las comunidades para explicar las bondades de la fibra. Pasado este tiempo no se ha desarrollado iniciativa alguna y desde la concejalía se aboga por hacer una acción conjunta y ordenada con todos los establecimientos afectados.
«Esto va por barrios, como se suele decir. Hay comunidades que no ven en la fibra una necesidad y otras sí han entendido la situación», explica Raúl Martínez. El que fuera titular de Comercio hasta el pasado viernes recuerda que «no se puede obligar» a los vecinos a facilitar estas instalaciones y asume que esto será «el cuento de nunca acabar». «No se va a dar con la tecla si no se convence a todas las comunidades de que una buena conexión a Internet es un bien necesario», subraya.
No se puede obligar a los vecinos a que den su autorización y es el cuento de nunca acabar»Raúl Martínez, concejal de Comercio
Aunque «en algunos sitios todavía es complicado» cambiar esta situación, el planteamiento defendido hasta esta semana por Martínez es que los establecimientos y las asociaciones que los representan presenten una petición conjunta para tomar acción. Una posibilidad que ya se asumía dentro del sector, aunque Guillermo Ruiz no lo tiene claro. «No sé si servirá ponernos todos de acuerdo para buscar soluciones», reflexiona.
Mientras, Belén Marticorena aboga por tomar iniciativas proactivas a pesar de que el escenario «es complicado». «Lo malo de depender de un acuerdo comunitario es que es difícil y lento, pero tener acceso a la tecnología debería ser una prioridad y seguro que hay alguna fórmula que sirva», asegura.
Una tarea ardua y llena de dificultades
La llegada de la fibra óptica al centro y a otros sectores de la ciudad fue un quebradero de cabeza durante años y la postura de varias comunidades impidió llegar al objetivo planteado.
2018. Entonces solo el 5% de los comercios de la zona sur y del centro disponían de alta velocidad y reclamaban soluciones.
2019. Las obras en la Plaza Mayor permitieron hacer las canalizaciones de la fibra, pero faltaba el acuerdo entre el Ayuntamiento y las operadoras para hacer el despliegue.
2020. El Consistorio ofrece a las compañías cablear hasta el portal de los edificios, pero exige que luego se extienda por el interior de los bloques.
2021. El Ayuntamiento acepta en mayo el plan de despliegue de Telefónica. En julio comienzan los trabajos.
2022. La fibra óptica se ralentiza por las reticencias de las comunidades a dar permisos. Algunas fincas se niegan a que se instale la caja de conexión en los portales.
2023. Telefónica asume que la mitad del plan previsto se quedará sin desarrollar debido a los obstáculos. Otras operadoras comienzan a hacer instalaciones por las fachadas y se abren expedientes sancionadores.
2024. No todos los comercios del centro disponen de alta velocidad. Las asociaciones profesionales reclaman soluciones y el Ayuntamiento les invita a hacer una petición común para interceder.