Silvia y María, dos alumnas de la UBU, fueron ayer categóricas al afirmar que «si no nos manifestamos nosotras contra la violencia machista y por la igualdad de género, ¿quién lo va a hacer?». Félix y Daniel, también en la veintena, afirmaron que cada 25 de noviembre responden a la convocatoria de la Coordinadora Feminista «por convicción y porque creemos que es importante apoyar la lucha contra el maltrato; hay que implicarse y la gente joven no suele hacerlo». Beatriz y Carlos, pareja de mediana edad, consideran «muy justa» la manifestación y la apoyaron porque «hay que colaborar en lo que se puede». Y Beatriz, docente en el María Madre, acudió con sus dos hijos porque «estoy espantada. En clase veo que esto no mejora, que el discurso negacionista cala y que hay chicas cada vez más machistas. Y me indigna; como mujer, como profesora y como madre».
Unas 700 personas secundaron en la capital la manifestación organizada en Burgos con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que salió de la plaza del Cid pasadas las 20.00 y una hora después terminaba en la Plaza Mayor. Y eso que congregó a más gente que en anteriores ediciones y que sobran motivos para clamar. Solo en 2023, en España han sido asesinada por sus parejas o exparejas 52 mujeres, que ya son más de las asesinadas en todo el año pasado, según datos oficiales. Pero, más allá de las cifras, la violencia de género es un problema social que en este país, sin embargo, no consigue movilizar al grueso de la sociedad. Y así se constató ayer, cuando, una vez más, buena parte de los manifestantes recorrieron el centro detrás de las pancartas de los partidos políticos, sindicatos o asociaciones asiduas a este tipo de iniciativas. Y, también como suele ser habitual, la mayoría eran personas de mediana edad. Menores de 25 años, la minoría.
Tampoco entre las consignas hubo novedades, ya que se pasó del 'estamos hasta el culo de tanto machirulo' a el ya clásico 'solo sí es sí, lo demás es violación' o al 'tranquila, hermana, aquí está tu manada'. Y en el manifiesto, que leyeron a varias voces las portavoces de las entidades que forman parte de la Coordinadora Feminista, no pudieron introducir puntos nuevos con respecto a los consensuados en los años previos: lamentablemente, no se ha producido cambio alguno para justificarlos.
Así, ayer se volvió a clamar contra «los feminicidios» y, en general, contra todas las formas de violencia que siguen ejerciéndose sobre las mujeres. «Las feministas seguimos y seguiremos denunciando todas y cada una de ellas», exclamaron las portavoces sobre el estrado, en el que volvió a tildarse de «urgencia» la prohibición de la prostitución y la persecución «del putero», así como de la pornografía que muestra a las generaciones más jóvenes «modelos cada vez más vejatorios» de relación.
La manifestación en Burgos fue única, pero la fragmentación del movimiento feminista a causa de medidas tan polémicas como la 'ley trans' quedó patente cuando las portavoces reclamaron «el fin de la instrumentalización inédita del feminismo por parte de la política», así como «el fin del postureo». La causa bien merece unidad porque, como se recordó ayer: no estamos todas, faltan las asesinadas.