Minutos antes de las seis de la tarde del pasado lunes, el cielo sobre Porquera y Villaescusa de Butrón se volvió negro. La tormenta con intenso aparato eléctrico que se venía vislumbrando desde mediodía procedente de Burgos había rebasado los molinos de Poza de la Sal e instalado sobre estas dos pequeñas pedanías.
Cerca de 25 litros por metro cuadrado en apenas media hora, muchos de ellos en forma de granizo, arrasaron el campo de estas entidades locales menores pertenecientes al Ayuntamiento de Los Altos, al pie de la CL-629 y entre el Valle de Sedano y las Merindades. «En un visto y no visto se presentó la tormenta», recordaba ayer María Cruz de Vega, agricultora de Villaescusa y a la que le pilló en plena cosecha de los guisantes. Las primeras bolas de hielo les obligaron a marcharse a toda velocidad de la finca en la que estaban para refugiarse.
En apenas veinte minutos, y ante su atónita mirada, la producción de esta leguminosa y la de trigo quedó completamente arrasada. Muy pocas de las 70 hectáreas que tienen junto al pueblo presentan un aspecto que invite a su cosecha, prevista inicialmente para inicios de la semana que viene.
Saioa Gallo hizo ayer balance de los estragos que causó la tormenta, sobre todo en las fincas de guisantes. - Foto: ValdivielsoInviertes un dineral para al final no poder cosechar. Máxime con los dos veranos tan malos que llevamos"Saioa Gallo, agricultora en Porquera
Una situación prácticamente idéntica experimentó Saioa Gallo, joven agricultora que tomó las riendas de la explotación agraria familiar hace apenas cuatro años. «Los guisantes están arrasados, pero también ha golpeado mucho al trigo y a la colza», resumía ayer. Espigas partidas por la mitad, granos en el suelo, fincas anegadas de barro y con los restos del impacto de las bolas de hielo y girasoles las hojas completamente arrasadas es la estampa que dejó tras de sí la tormenta. «Impresiona ver casi todas las vainas partidas y vacías», se lamentaba. «Era la primera vez que lo sembraba al estar obligados por la PAC y lo tengo todo absolutamente perdido», indicó.
Buena parte de las 54 hectáreas que cultiva presentan un aspecto muy lejano al que deberían de tener a días del inicio de la cosecha. En su caso, al carecer de máquina, contrataron los servicios de unos profesionales de Granada que tienen previsto llegar a finales de esta semana. La tempestad se cebó 'solo' con las inmediaciones de Porquera y Villaescusa, ya que por ejemplo en Dobro, a apenas dos kilómetros de la primera localidad, los efectos fueron exiguos.
Da mucha rabia porque ves caer el granizo y no puedes hacer nada"María Cruz de Vega, agricultora en Villaescusa de Butrón
«Como éramos solo dos personas cosechando no pudimos llevarnos el todoterreno, que se quedó con las ventanillas abiertas y se llenó de agua», rememoró ayer María Cruz de Vega. El único resquicio de buena suerte que tuvieron fue que el inicio del vendaval les pilló con la tolva de la cosechadora llena, lo que minimizó -en parte- los estragos causados por el granizo. Sin embargo, y tal y como recordaba ayer, no es la primera vez que el cielo les castiga: el pasado 25 de junio otra tormenta azotó el municipio y se llevó por delante parte del campo. «Da mucha rabia trabajar para llevarte en un visto y no visto un disgusto así», lamentaba (...).
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