El sonido de una nana, el de una voz leyendo en voz alta, arrullan en la lectura de Alcaravea, el libro de cuentos de la joven escritora sevillana Irene Reyes-Noguerol. Quédense con este nombre, porque forma parte de esos #TalentosEmergentes que tienen mucho que decir.
La alcaravea es una planta como la vida, que sabe dulce y amarga. ¿Son las emociones que nos vamos a encontrar entre las páginas?
Esa es la intención, plasmar en estas páginas una especie de sinergia entre las distintas emociones que podemos encontrarnos en nuestro día a día, desde la alegría a los celos, el duelo, la tristeza... Los sentimientos nos definen y al mismo tiempo nos equiparan. Los distintos personajes que hay en este libro tienen en común esta sensibilidad radical que hace que el lector pueda identificarse con ellos.
¿En qué medida cree que este libro de cuentos puede curar, nutrir y relajar, que son las propiedades de esta planta?
Creo que la alcaravea en este caso podría ser curativa ya que este libro refleja las vivencias de muchos personajes. La mayoría son experiencias terribles, pero pienso que siempre, incluso en las historias más duras, hay un poso de esperanza y una pizca de luz que permite que las vidas de los personajes no queden en una completa oscuridad, sino que de algún modo se vean iluminadas por el cariño, por el afecto de los otros, por la bondad, por la ternura por emociones que siento que muchas veces no se han reivindicado lo suficiente. Quizás sea relajante también en el mismo sentido y de alguna madera podría tener ese uso culinario de salpimentar la vida de los lectores que se acerquen a él.
¿Relatos cortos o cuentos?
Normalmente uso las dos palabras como sinónimos, pero es cierto que hay bastante gente que relega el cuento únicamente al ámbito infantil y cuando hablamos de cuentos no piensa en la adultez.
Tenemos, quizá, una connotación errónea de que quien cuenta cuentos es un cuentista...
Exactamente suele suceder que la palabra cuentista tiene esa connotación bastante peyorativa. La expresión vivir del cuento también es negativa... El cuento, además, no es el género mejor valorado en España. Frecuentemente consideramos la novela como el único género narrativo canónico y dejamos de lado la potencialidad que tiene un relato corto bien hecho. En un cuento es necesario, primero, un esfuerzo de condensación, pero también un trabajo estilístico de organización, de profundización... Es un oficio el de cuentista tan complejo como el de novelista.
¿Por qué son importantes los cuentos también para los adultos? ¿Deberíamos leerlos en voz alta antes de irnos a dormir?
Por algún motivo, aunque nos acompañan en la infancia, comienzan a perderse en la entrada a la madurez y ya no lo solemos recuperar. Y es una pena porque, para mí, es un instrumento muy valioso de comunicación. Es esencial reivindicar la capacidad comunicativa de este género porque tiene la virtud de la brevedad, que es algo que comparte con el género lírico. Además consigue un propósito de transmisión inmediato y es muy sencillo conectar con la persona que está al otro lado.
Pienso que es muy obvio el placer que uno siente cuando escucha un cuento bien leído en voz alta. Se puede sentir no solo desde la audición sino que también puede verlo y paladearlo. Tiene unas posibilidades mucho más plásticas que la novela.
¿Todavía se siguen contando cuentos y cantando nanas o se ha convertido en algo random?
Creo que todavía se hace en muchas familias y me alegra. Imagino que se estará perdiendo y que con el tiempo quizá sea algo inevitable, pero me gustaría pensar que siempre va a haber un reducto de personas que van a querer perpetuar esa tradición preciosa oral que es la de contar cuentos y y cantar nanas.
Los cuentos son el mejor acceso al mundo de las letras que pueden tener los niños y que también estrecha unos vínculos afectivos importantísimos entre la persona que cuenta el cuento y la persona que lo escucha, que lo recibe.
Es un oficio el de cuentista tan complejo como el de novelista"
Dedica el libro A mi familia, que me ha cantado tantas nanas y me ha contado tantos cuentos. ¿Hasta qué punto la familia es muy importante en este compendio de relatos?
Para mí, la familia siempre ha sido algo fundamental y resulta un elemento muy atractivo a nivel artístico y, en concreto, en lo literario pienso que dentro de una familia las relaciones no son idílicas ni tienen un arquetipo concreto sino que hay una diversidad y una variedad de perspectiva y de aristas con la que uno es capaz de mirar a los distintos componentes que aporta una riqueza impresionante.
Y en la familia, qué haríamos sin las madres... ¡Qué haría sin la suya!
Sí, para mí mi madre siempre ha sido esencial y además en todos los niveles. En el aspecto literario, es mi primera lectora y, además, es la que más confío porque su juicio siempre es muy objetivo.
Pero es cierto que las madres que aparecen en mi historia siempre tienen alguna problemática que hace que su relación con sus hijos sea bastante compleja o turbia. Es curioso porque eso no es algo que me haya pasado. He tenido la inmensa suerte de tener un núcleo familiar absolutamente unido, pero a nivel literario, y ahí creo que está la diferencia entre la realidad y la ficción, tengo esta oportunidad de explorar el mundo que nunca he visto.
Tendemos a pensar que la infancia es un territorio feliz, pero no siempre es así, menos aún en sus relatos. Niños perdidos es un ejemplo y de los problemas de salud mental, de una mamá que «deja de estar».
Ese cuento narra la historia de dos hermanos, una niña de siete años y un bebé, que viven con su madre, que tiene un problema un trastorno de personalidad. Es capaz de pasar de la felicidad extrema en un momento a la tristeza o la rabia y la pequeña tiene que aprender a lidiar con todas esas metamorfosis. Sucede que esta figura que debería estar protegiéndola es protegida por ella en un rol invertido. Está basado en la vida de autoras como Sylvia Plath, cuyos hijos se vieron también muy afectado por su trastorno (trastorno afectivo bipolar).
La bisabuela Paca es esencial para usted, ya que es a quien dedica el libro. A pesar de no haberla conocido, también plasma su dura niñez.
Sí yo no tuve la suerte de llegar a conocer a mi bisabuela pero siempre ha sido una persona importante para mí porque desde muy pequeña he escuchado toda su historia. Tuvo una vida muy compleja y muy dura pero al mismo tiempo también muy muy interesante y yo quería rescatar a una persona que me queda ya lejana en el tiempo. Ella tuvo que hacer todo tipo de labores que, por supuesto, no le corresponderían por edad y sentía que no solo su figura, sino también la de todas estas personas de lo que yo considero una auténtica generación de gigantes merecían un homenaje.
Los personajes de todos los relatos tienen una base real. Su bisabuela, sus tíos, pero también la madre de Machado, Van Gogh o la bailarina Marie Van Goethem. Esto tiene una intención muy unamunesca.
De esas figuras que todos conocemos, a las que tradicionalmente hemos mirado desde la admiración, a mí me interesaba intentar acercar su vida, es decir, tomarlas desde una perspectiva más íntima o más sensible, no entenderles desde los grandes creadores que fueron, sino también desde la sensibilidad, desde la relación que tenían con sus amantes, desde su miedo, sus preocupaciones, sus angustias, frustraciones. Lo que me resulta atractivo no es la idealización desde la lejanía sino entender que en ellos reside exactamente la misma fragilidad y vulnerabilidad que en nosotros.
Los cuentos tienen moralejas y quizá la de los suyos es que la redención está en la ternura.
Exactamente, esa es la intención del libro, defender este sentimiento normalmente considerado menor como es la ternura. Las emociones muy potentes resultan atractivas, pero considero muy importantes los sentimientos horizontales, es decir, todas las emociones que no por ser más pausadas significa que sean de menor importancia.
La familia resulta un elemento muy atractivo a nivel artístico"
¿Sueña con dedicarse solo a la literatura o prefiere no perder de vista la Educación?
Me gusta compaginar los dos trabajos. Es complicado porque ambos son muy demandantes, pero disfruto muchísimo. A mí me llena ser profesora de Lengua y Literatura porque considero que es la faceta más social que tienen las letras y así tengo la suerte de poder disfrutar de la literatura con sus dos vertientes.
¿Prefiere inculcar a sus alumnos la pasión por la lectura o que se lean los Episodios Nacionales?
Para mí siempre va a ser más importante intentar transmitir esa pasión, pero evidentemente tenemos que dar un currículo de obras. Lo que pasa es que no tiene mucho sentido obligar a los alumnos a leer obras que muchas veces no conectan con ellos. Y es normal porque ya están inmersos en un panorama marcado por lo digital que hace que les sea muy complicado identificarse con ciertos títulos. Pero se puede conseguir y ahí está el papel del maestro.
Los mayores subestiman a la generación que viene por detrás. Ahora creemos que solo tiene interés en TikTok y en la imagen. ¿Está de acuerdo o cree que los mejores están también por llegar?
Todos hemos sido adolescentes, nos hemos equivocado, hemos tenido alguna etapa en la que hemos sido más reacios respecto a la cultura y nos hemos dejado llevar por entretenimientos superficiales, pero no creo que eso esté condenando las posibilidades de los jóvenes.
Desde hace unas semanas, colabora con el Grupo Promecal en la sección #TalentosEmergentes. ¿Cómo se siente cuando cuentan con usted en proyectos como este?
Me hace muy feliz, la verdad, me siento muy muy agradecida y muy sorprendida. He tenido la gran fortuna de que haya editoriales que han querido publicar mis libros y, actualmente, pues también tengo la suerte inmensa de que haya grupos como Promecal que quieran contar con mis colaboraciones.
Se están dejando de lado las Humanidades a favor de una sociedad más tecnológica. ¿Cómo se puede entender una sociedad tecnificada sin conocer a Picasso o a Platón?
Efectivamente, se está dejando muy de lado todo lo relacionado con las humanidades a todos los niveles, empezando por los planes de estudio. Se nota perfectamente como hay una preferencia por todo el ámbito científico-técnico, pero no se puede tener una formación completa si deja de lado las humanidades, que precisamente existen para que uno se plantee sobre su propia existencia y reflexione sobre ello.