Quince días después de que las llamas de Monsagro (Salamanca) estallasen, Castilla y León se acostó ayer por primera vez sin ningún incendio en nivel dos de alerta. Dos eternas semanas que han servido para que la Comunidad haya visto detonarse más de 200 fuegos en la práctica totalidad de las nueve provincias y que dejan un balance aterrador. 55.000 hectáreas abrasadas, cerca de 60 municipios desalojados, casi 15.000 vecinos evacuados y dos fallecidos. Este es el triste resumen de los últimos quince días en los que Castilla y León no ha dejado de arder ni un minuto.
La mejoría durante la jornada de ayer del, hasta entonces, último incendio de nivel 2 autonómico, el de Quintanilla de Coco (Burgos), posibilitó que el Infocal decretase un descenso a nivel 1 después de dos días y unas 3.500 hectáreas quemadas. La bajada de temperaturas durante la noche permitió trabajar con normalidad en la perimetración del fuego y en el control de reactivaciones.
No obstante, todavía quedan dos municipios –Santo Domingo de Silos y Santibáñez del Val– con sus vecinos desalojados. Además, al cierre de esta edición, el operativo de lucha contra incendios forestales de Castilla y León (Infocal) trabaja en una pequeña reproducción del incendio. Una situación que también se produce en Losacio (Zamora), donde se registró una reactivación en una zona que ha ardido discontinuamente en el término de Márquiz de Alba.
Ahora, el incendio burgalés se suma a la lista que la Comunidad mantiene en nivel 1, cinco según el último parte, y ocupará nivel de riesgo con las grandes bestias que durante las últimas jornadas han arrasado todo a su paso en los bosques y montes autonómicos. Junto al de Quintanilla de Coco, permanecen en esta categoría el de San Juan de la Nava (Ávila), el de Monsagro (Salamanca), y los de Losacio y Vegalatrave (Zamora).
Todos ellos tienen en común que han acabado en ese nivel de riesgo después de pasar por el riesgo dos. Una posición que ocuparan durante varias jornadas a la espera de que el operativo de por estabilizado el incendio como paso previo a su completa extinción.
Un detenido
La Guardia Civil detuvo ayer a un hombre de 47 años como presunto autor del incendio forestal de Burgos que se habría originado por una «negligencia grave» al hacer uso de una cosechadora, «todo apunta, fuera del horario permitido», precisan desde el Instituto armado. El hombre, que fue puesto en libertad sin medidas cautelares por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 1 de Lerma, se acogió a su derecho a no declarar durante su comparecencia, y queda como investigado en una causa abierta por un delito de incendio por imprudencia grave. Se trata del primer detenido como posible causante de un incendio en la Comunidad desde que se iniciase la ola de fuegos forestales hace quince días.