Si tienen una edad quizá se acuerden del número cómico de Martes y Trece en un especial de Nochevieja sobre la expo y los juegos olímpicos del 92: con un bombo de la lotería cantaban aquello de «no les va a dar tiempo» cuando salía de número el año en cuestión. Pues con el tema de los dos nuevos gigantones, doña Berenguela y Diego Porcelos, se está apurando tanto que en la cabeza de quien lo escribe no deja de sonar esa misma coletilla con música incluida. El trabajo artesano está todavía ultimándose, porque se han reducido tanto los plazos al retrasarse por parte del Ayuntamiento la adjudicación de los contratos que se corre el riesgo de que no estén listos para el jueves, el primer día de las fiestas.
La incorporación de las dos nuevas figuras al parque de gigantillos y gigantones tiene su aquel, por las dimensiones y el trabajo artesanal que conlleva: requiere de sendas estructuras de aluminio, cabezas y manos de cartón piedra para cada personaje y los trajes que les terminarán de dar forma. A pesar de que fue en enero cuando se decidió por votación popular que el fundador de la ciudad tuviera como compañera a la monarca de Castilla que unió ese reino con el de León, no ha sido hasta este mes cuando se han adjudicado los contratos para realizar las figuras. Salvo la indumentaria, que se ha podido hacer en tiempo y forma a través del Taller de Patrimonio Textil, el programa mixto de formación y empleo.
Las costureras que coordina Gloria Díez han creado un traje verde para ella y azul para él, dos tonos ausentes en la gama de colores de los gigantones tradicionales. Con 12 metros cuadrados de telas lince y adamascada por barba han creado para Berenguela una túnica con un pellote por encima, ambos inspirados en la moda medieval y decorados con pasamanería dorada. Sus mangas terminan en unos lazos que casi rozan el suelo, asemejando los diseños de época. El conde Porcelos lleva también túnica y en su caso una levita corta por encima, igualmente con tejido adamascado pero algo más rico en su dibujo.
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