La burocracia amenaza la iglesia de Sáseta

ÓSCAR CASADO / Miranda de Ebro
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La Diputación de Burgos concedió en marzo 71.500 euros para la reparación, que cuesta más de 140.000. En el pueblo han implicado al Obispado de Vitoria y pese a tener en dinero la obra está en duda

La vegetación se come a la iglesia de Sáseta, aunque lo que más preocupa es la cubierta. - Foto: DB

La recuperación del patrimonio en los pequeños pueblos acostumbra a tener un problema común: la falta de dinero. Contra ese fantasma pelean desde hace años en el núcleo treviñés de Sáseta, donde su iglesia de San Esteban languidece. Está en la Lista Roja de Hispania Nostra y corre riesgo de derrumbe. Aún así, en este rincón del enclave no se rinden y este año estaban de enhorabuena. Ya tenían los 143.000 euros necesarios para salvar el templo, aunque lo que parecía lo más difícil no ha sido ni mucho menos el final, porque ahora chocan contra la burocracia. La Diputación de Burgos concedió en el llamado convenio de las goteras 71.545 euros. Hasta llegar al final, los vecinos aportan 12.000 y el resto el Obispado de Vitoria, como propietario del inmueble.

El muro está ahora en que las ayudas de la administración provincial exigen que toda la obra esté justificada, con el nombre en las facturas presente, a cargo del Ayuntamiento del Condado de Treviño. Por otra parte, desde la entidad eclesiástica también se demanda figurar en los justificantes, para poder dar el dinero y los dos intereses chocan. «Hay voluntad, pero no avanzamos», explica Itziar Marquínez, quien indica que se ha tratado de salvar este obstáculo sin que por el momento se haya conseguido ver la luz al final del túnel.

La vecina de Sáseta indica que desde el pueblo, que no tiene Ayuntamiento propio y depende del Condado, hicieron el esfuerzo de reservar los 12.000. El empeño también se hizo desde Álava e incluso desde Burgos, ya que la cantidad para la iglesia de San Esteban es una de las más altas en esta convocatoria. Como vía de escape «el Obispado se ha ofrecido a ser promotor de la obra, pero no puede», aclara Marquínez, quien repara en que tampoco se puede dividir el total y «pero entendemos que la facturas que afronte el Obispado deben de ir a su nombre», afirma Marquínez, quien lamenta que «la iglesia cada vez se deteriora más y ya no quiero ni verla porque me entra mucha tristeza».

La solución del problema no pude dilatarse «ya que el tiempo corre en nuestra contra», explican desde el pueblo, porque la subvención aportada desde Burgos tiene una fecha límite y la obra debe estar concluida a mediados de abril. En Sáseta por ahora no se ha comenzado con el arreglo de la cubierta, que es el principal punto en el que pretenden actuar, para poner remedio a la entrada de agua para evitar que la bóveda se hunda. Marquínez lamenta que por todo el embrollo «no hemos podido adelantar nada y hay que tener en cuenta que tenemos que tramitar todos los permisos, que también lleva un tiempo».

En Sáseta indican que solo para poder concurrir tuvieron que encajar su peculiaridad, «ya que en este convenio en las iglesias que pertenecen administrativamente a otra diócesis, si recibían la ayuda desde Burgos se reclamaba a Vitoria», recuerda Marquínez, quien remarca que en este asunto no tenía mucho sentido, porque desde Álava ya iban a colaborar directamente. «Esto lo conseguimos», puntualiza esta vecina, quien ahora espera que solventar el problema que ahora pone en jaque la recuperación de la iglesia, que empezó a construirse en el siglo XII.

Reglamento. La responsable de Cultura en la Diputación de Burgos, Raquel Contreras, puntualiza que las normas quedan claras en el reglamento. «Las bases son las mismas para todos y no podemos saltárnoslas», afirma, aunque entiende la frustración que sienten en Sáseta por tener el dinero y estar en esta encrucijada. Contreras destaca que la aportación para rehabilitar San Esteban «se necesita, porque es de las más altas», aunque reitera que desde la administración provincial «no podemos hacer otra cosa y al final tendrán que valorar qué les compensa más».