Madre generosidad

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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La burgalesa Beatriz del Amo, de 37 años, es la mayor donante de leche de todos los tiempos en Castilla y León: 69,5 litros que han ayudado a cien niños en dificultades

La burgalesa, con su hija Marta, a la que amamanta en la actualidad. - Foto: Miguel Ángel Portilla

«Aquí las heroínas son las madres», dice la pediatra Cristina de Frutos, y pone como ejemplo a la burgalesa Beatriz del Amo, que es la mujer que más leche ha donado en Castilla y León desde que existe el banco, en concreto 69,5 litros de forma regular a lo largo de dos años, de los que se han beneficiado un centenar de niños. Beatriz, que ahora tiene 37 años, se vio en el trance de que su primer hijo naciera de forma prematura al rompérsele la bolsa a las 35 semanas de gestación. «Me indujeron el parto en el HUBU y todo fue muy bien, pero el niño tenía una hipoglucemia y algunos otros problemillas, no muy graves con respecto a lo que ven allí, y fue ingresado en la Unidad de Neonatología, donde estuvo 22 días. La verdad es que yo lo pasé muy mal, es muy duro irse de alta sin la criatura y tengo que agradecer a Madres de la Leche el apoyo que me brindaron».

Al principio, el bebé de Beatriz fue alimentado por una sonda nasofaríngea porque no era capaz por sí mismo de succionar, pero en cuanto lo consiguió se alimentó del pecho, «algo que nos inculcan en la unidad desde el principio; nos animan a que nos extraigamos la leche para producir y nos apoyan mucho». Como era primeriza -recuerda con una sonrisa- no sabía que toda la leche que se extraía no la iba a poder utilizar y en aquel primer momento no pudo donarla porque no la había congelado. «Me dio mucha pena, pero en los últimos días del ingreso del niño y al darme cuenta de que tenía mucha, vi la posibilidad de donarla y así lo hice. El acompañamiento de Cristina de Frutos ha sido fundamental, le pongo un diez».

Así que en el momento del alta del pequeño Rubén, Beatriz se marchó con él y con todo el material necesario para extraer la leche y llevarla al hospital: «El ver la cantidad de leche que yo tenía y saber a cuántos niños les hacía falta hicieron que me decidiera definitivamente. La leche materna para ellos es fundamental». A lo largo de dos años se ha extraído la leche una vez al día, primero en su casa, y más adelante, cuando se incorporó al trabajo, en el propio hospital donde es técnica de laboratorio, en la Unidad de Neonatología y en su tiempo de descanso.

Al quedarse embarazada de nuevo cesó la donación y ahora, que su pequeña Marta ha cumplido ya seis meses y tiene un grado óptimo de crecimiento ya se está planteando volver a hacerlo. «Se lo voy a preguntar a Cristina y creo que no habrá ningún problema».