Más allá de Real Madrid y Barcelona, este último en menor medida, el mercado de fichajes en el fútbol español ha sido de pocos artificios hasta el momento. Pero siempre hay excepciones como la del Atlético de Madrid, que ha llevado a cabo una importante y, sobre todo, necesaria 'revolución'. Estaba obligado a ello. Por un lado, por el desgaste de una plantilla que parecía haber alcanzado su cénit a nivel competitivo hace mucho tiempo. Por otro, la creación del nuevo Mundial de Clubes que se celebrará en el verano de 2025 y en el que los del Metropolitano estarán presentes. Dos motivos de peso que han impulsado a la dirección deportiva rojiblanca y a la cúpula del club (ampliación de capital incluida) a dar un paso al frente y ponerse manos a la obra para realizar un lavado de cara.
Primero, con el capítulo de las salidas. Hermoso, Savic (fin de contrato ambos), Gabriel Paulista, Saúl, Morata, Memphis, Vitolo y Söyüncü, hasta ahora, han puesto fin a su etapa en la capital de España. Varios de ellos resultaron fundamentales en esta era reciente del Atlético. Otros, no tanto. Aunque para la dirección deportiva lo más difícil estaba hecho: liberar masa salarial y dejar espacio para las nuevas incorporaciones.
Tardaron en llegar, para impaciencia de más de un aficionado rojiblanco, pero acabaron convirtiéndose en realidad. Robin Le Normand aterriza en el Metropolitano, procedente de la Real Sociedad, con galones para liderar la defensa y con el aval de haber sido titular indiscutible con la selección española campeona de Europa.
También el noruego Alexander Sorloth, tras un notable periplo en las filas del Villarreal, refuerza el ataque de un Atlético que, en algunos momentos, echó en falta los goles de sus delanteros en el tramo final del curso. Algo que parece que al punta escandinavo no le falta. Hasta 23 dianas anotó la pasada campaña en el campeonato doméstico. Solo una lesión en la última jornada le privó de alzarse con el título de Pichichi al máximo anotador del torneo.
Ambos son dos incorporaciones destacadas, aunque la verdadera 'revolución' llegó con el traspaso de Julián Álvarez. El atacante argentino, campeón del mundo y de América con la Albiceleste, será una de las caras más visibles de LaLiga este curso. Un fichaje de campanillas tanto en el apartado deportivo (19 goles y 13 asistencias el pasado curso en las filas del Manchester City, además de una capacidad de sacrificio que casa a la perfección en el 'ecosistema Simeone') como en el económico (75 millones de euros fijos y otra importante cantidad también en diferentes variables). El movimiento por la 'Araña' es, sin duda, el claro ejemplo de que los rojiblancos han acudido a este mercado de fichajes dispuestos a todo.
Pero a esta producción veraniega no le han faltado giros de guion por el camino. El ucraniano Artem Dovbyk fue la primera opción por delante de Sorloth y estuvo a punto de recalar en el club colchonero. Al final, hizo las maletas desde Gerona rumbo a Roma. También el nombre de Javi Guerra, joven centrocampista del Valencia, ha sonado con fuerza estas últimas semanas para reforzar la medular atlética.
Y de hecho, podría ser una opción real si no se culmina la opción de Conor Gallagher. El inglés, centrocampista del Chelsea todavía, es la opción prioritaria para los rojiblancos. Pero su posible incorporación pende de un hilo tras una operación a dos bandas en la que Samu Omorodion debía recalar en el club londinense y que se cayó debido a diferencias entre la entidad y el jugador. Joao Félix, tan talentoso como díscolo a partes iguales, podría tener 'la llave' que desbloquee la situación, aunque está por ver.
También faltaría por resolver la posible llegada de otro defensa central: David Hancko, Piero Hincapie, Aymeric Laporte... lo que parece claro es que esta película aún no ha alcanzado su final. Como que también el Atlético ha dado un golpe sobre la mesa con la meta de ser un candidato al título liguero.