Del sofoco al aplauso

H.J. / Burgos
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La sesión fue vivida con especial intensidad por el público congregado en la sala de conferencias • En el Pleno, solemnidad

El Pleno de investidura de ayer era especial por varios motivos. El primero y principal, por la situación que los resultados del 24 de mayo habían generado. Los medios de comunicación, el público, los familiares y amigos invitados y hasta los propios corporativos cruzaron el umbral del número 1 de la Plaza Mayor sin tener la certeza de quién saldría elegido alcalde. Un solo voto decantaba las mayorías o minorías y la decisión correspondía en exclusiva a cada uno de los que atesoraban las actas de concejales.
Asistieron todos ellos (hasta de eso podía haber alguna duda) y los 27 tuvieron que expresar de viva voz su apoyo a los tres candidatos (Lacalle, De la Rosa y Bañeres, puesto que Salinero renunció) después de que quedara aprobada una votación nominal.
El público que seguía la sesión  a distancia, desde la sala de conferencias, lo vivió casi como un evento deportivo. Claramente partidarios de las fuerzas de izquierdas, hubo aplausos cuando los concejales del PSOE tomaban posesión o intervenían, vítores cuando lo hacían los de Imagina y abucheos en los turnos de Javier Lacalle y César Rico (PP). También cuando problemas técnicos provocaron o cortes en la señal de audio y vídeo que permitía trasladar a esa habitación lo que ocurría en el Pleno.
En la calle, una pancarta reivindicativa recordó a los corporativos el conflicto latente con los eventuales de la empresa de jardines y de nuevo hubo aplausos a la salida y a la entrada de los concejales de Imagina, a quienes jaleaban al grito de «Sí, se puede». No ocurrió lo mismo con los de Ciudadanos, que pasaron inadvertidos salvo Silvia Álvarez de Eulate, que llegó separada del resto de sus compañeros de grupo y a quien acompañó un ramillete de familiares y amigos con un cartel de apoyo.
Aparte del sofoco reinante, en el interior la presencia de los tres ex alcaldes vivos de la democracia (Peña, Olivares y Aparicio) contribuyó a dar solemnidad al acto. Así lo subrayó el presidente de la mesa de edad por ser el edil más veterano, Antonio Fernández Santos (PSOE), quien también tuvo un recuerdo para el fallecido Valentín Niño y para dos ex concejales de reciente pérdida, Vicente Orden Vigara y Bienvenido Nieto, así como para el consejero vecino Teodoro González Ibáñez.
En las dos primeras filas de invitados se vio al delegado territorial, Baudilio Fernández Mardomingo, al subdelegado del Gobierno José María Arribas, a la mujer del alcalde saliente (que resultó reelegido) Cristina Merino, al ya ex concejal Ángel Ibáñez, al cronista de la ciudad Vicente Ruiz de Mencía, al senador Jaime Mateu, el presidente de FAE Miguel Ángel Benavente o el Subdelegado de Defensa en Burgos, Jesús María Cirujano Pita.
Fernández Santos fue el encargado de ‘dirigir’ la ceremonia de investidura junto a la más joven de la nueva Corporación, Blanca Guinea (Imagina) y recordó la «obligación de responder a las expectativas» además de permitirse un consejo de veterano: «Si dais el máximo obtendréis la mejor recompensa: salir con la cabeza alta».