Jóvenes que tiran del rebaño

R.E.M. / Belbimbre
-

Goyo y Ricardo López, de 28 y 34 años, ampliarán su explotación de ovino de leche en Belbimbre con una nave de 1.500 metros y 400 cabezas más. Contra la tendencia, conservan el negocio y lo mejoran

Ricardo López, junto al rebaño de ovejas. - Foto: Alberto Rodrigo

En un momento donde las granjas se cierran y cuesta más ver imágenes de campos repletos de rebaños de ovejas, siempre hay quien lucha por lo que quiere y apuesta con valentía en contra de lo que marque la tendencia. Los jóvenes hermanos Goyo y Ricardo López, de 28 y 34 años, han decidido ampliar su explotación ganadera de ovino de leche en Belbimbre, pueblo de la comarca Odra-Pisuerga, y pretenden pasar de sus actuales 600 cabezas a tener 1.000. Consideran que si te gusta el sector, «que es muy bonito», hay muchas posibilidades de crecer. Se han quedado con el negocio familiar que ha ido pasando de generación en generación y muestran su ilusión por seguir, pero creen que alguien que arranque ahora lo tiene complicado por la inversión que requiere.

La nueva nave que se construirá tendrá 1.500 metros cuadrados y se ubicará en una parcela próxima a la que poseen actualmente. Emplearán ambas, ya que pretenden mejorar año tras año. «Esto no es como el campo que estás a expensas de si llueve o no, por ejemplo, y aquí cada vez vas mejorando al ir cambiando genética, metes machos, compras corderas...», asegura Goyo. Ve de forma clara la mejora y mismamente del año pasado a este han dado 20.000 litros más de leche solo mejorando genética, cambiando machos o alimentación.

Su intención pasa por meter ovejas de raza lacaune, de las que ya tiene unas 150 o 200. «El objetivo es ganar más, con el mismo número de cabezas que den más leche», explica el joven. La diferencia final resulta abismal. «Estas te pueden dar tres o cuatro litros al día y una churra igual te da dos la muy buena», comenta. En enero comenzó con el control lechero de cada una, que se hace mensualmente, y en la última medición quedó impresionado con tres de hasta tres litros por ordeño, con una media de cinco litros al día.

Goyo asegura que empezar de cero es Goyo asegura que empezar de cero es "imposible por la inversión que exige". - Foto: Alberto Rodrigo

Actualmente cuentan con un obrero y tras la ampliación se espera contar con otro. Una forma ideal para generar empleo en el medio rural. Buscarán a alguien que resida en Belbimbre todo el año. «En un pueblo es importante crear puestos de trabajo», expresa. De hecho, el actual -de origen marroquí- ha logrado que también su mujer y sus dos niñas se instalen allí. «Aquí lo bueno es que venga con familia», menciona, puesto que considera fundamental que lleguen con la idea de quedarse y adaptarse al día a día de la zona.

Justo cuando empezó la pandemia Goyo dejó su trabajo en la construcción y se decantó por dedicarse de forma plena a este negocio que tantos esfuerzos había costado a su familia sacar adelante. Todo con el fin de no perderlo. Espera poder iniciar cuanto antes la obra, ya que está a la espera de que se solucione el papeleo y por él ya estaría terminada. La nave costará 200.000 euros, «pero luego hay que vestirla» y ascenderá hasta los 300.000 euros. Consiste en la única explotación que hay en el pueblo y este plan de mejora se alza como un importante proyecto para la localidad. «Aquí, ganado o campo», asegura rotundo.

Por otro lado, su hermano Ricardo dice que siguen en esto debido a que les gusta y confía en que «tarde o temprano se tendrá que poner este sector un poco bien porque no queda, «con esa ilusión vives». Insiste, además, en que tienen margen de mejora puesto que «muchas veces es más rentable una ganadería con menos cabezas y más seleccionadas, que mucho más animal».

«Empezar de cero resulta imposible, aquí está todo saneado y no se debe nada porque mi padre arrancó hace 40 años y venía de mi abuelo...», confiesa Goyo, ya que de otra forma resulta imposible puesto que calcula que para echar a andar se necesita como medio millón. Y los beneficios no llegan de un día para otro: «Una cordera de 12 kilos igual vale 100 euros, que hasta que empieza a producir tiene que pasar un año y eso es todo comer». Desde la inversión hasta que funciona se tarda como mínimo un año. Pero a ellos en este momento nada les hace más ilusión que ver cómo progresa su proyecto.

ARCHIVADO EN: Alimentación, Genética