Si en el último Pleno, el que provocó la ruptura del Gobierno de coalición, la alcaldesa, Cristina Ayala, se mostró contundente al negarle al PSOE la posibilidad de llegar a acuerdos (con condiciones) como el de la aprobación del presupuesto, ayer la regidora de la ciudad introdujo un matiz que anticipa una estrategia hasta ahora desconocida y que no se circunscribe ya únicamente a encontrar en Vox el apoyo que necesita para los dos años y medio que restan de legislatura.
Sin detenerse demasiado en las explicaciones y en el contexto de las pautas del procedimiento de la cuestión de confianza, Ayala afirmó que tras la ruptura del bipartito, en el Ayuntamiento va a seguir habiendo 27 corporativos y «la obligación de esta alcaldesa no puede ser ninguna otra que, con un Gobierno en minoría, contar con todos ellos en cada uno de los momentos cuando sea procedente». A lo que añadió que «sin vinculación estable con ninguno de ellos a partir de ahora».
De las palabras de Ayala se desprende que la alcaldesa, ante este nuevo escenario, parece que va a apostar inicialmente por llegar a acuerdos a izquierda y a derecha y, ya sea por convicción propia o por necesidad, no comprometerse con ninguna de las dos formaciones. Dicho de otra manera, cuando, por ejemplo, haya que sacar adelante una modificación presupuestaria o haya que actualizar una ordenanza no se cerrará ninguna puerta. Básicamente porque aunque Vox pueda ser la primera opción para el PP, en este momento es impredecible saber de qué manera va a jugar su nuevo papel en la oposición. En la Junta de Castilla y León ha apostado por ser duro con su exsocio y en Burgos está aún por ver cómo se comporta.
En esta nueva etapa que se inicia, el primer obstáculo al que se enfrenta Ayala es el Pleno de hoy en el que se someterá a una cuestión de confianza. Se da por descontado que la alcaldesa perderá la votación, pero conseguirá su objetivo de que se active el reloj para que en el plazo máximo de un mes se presente una moción de censura por parte de la oposición. Algo que no sucederá y que permitirá aprobar el presupuesto de 2025.
El líder del PSOE, Daniel de la Rosa, confirmó ayer lo que ya se sabía, que de ninguna de las maneras se aliará con la «extrema derecha» para organizar una moción de censura y arrebatar la Alcaldía de la ciudad al PP.
Durante el día de ayer se generó una gran confusión en relación a la cuestión de confianza ya que en un primer momento se habló de que el PP lograría la aprobación inicial del presupuesto pero necesitará algún apoyo más para atar las cuentas de manera definitiva. No es así. Ayala tiene garantizado el Presupuesto de 2025 siempre y cuando no haya una moción de censura.
Lo que sucederá es que los presupuestos regresarán de nuevo al Pleno para su aprobación definitiva. Pero entonces, únicamente se votarán las alegaciones, que se circunscribirán a aspectos técnicos y muy tasados. Es decir, las que se acepten se incorporarán a las cuentas y las que se rechacen no.
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