Zarzosa de Riopisuerga y todos los pueblos de los alrededores que tienen que convivir a diario con el Canal de Castilla vuelven a estar hoy de luto por los seis veraneantes con orígenes en la citada localidad burgalesa que se ahogaron en la madrugada del 11 de agosto de 2012, después de que el monovolumen en el que viajaban cayera al agua antes de cruzar el cauce a la altura de Naveros de Pisuerga (Palencia). Este fin de semana se cumple el segundo aniversario del accidente, y aunque es cierto que en el lugar de la desgracia se ha reforzado mucho la seguridad -hay un antes y un después-, en el resto de puentes construidos en el siglo XVIII apenas ha cambiado nada desde agosto de 2012. Y de ahí que los familiares y allegados de las seis víctimas mortales hayan organizado hoy una marcha entre Zarzosa y el puente de San Lorenzo (junto a la esclusa número 9) para que sus reivindicaciones en pro de más seguridad no se olviden tan fácilmente. Partirá a las 19.00 horas de la iglesia del pueblo burgalés.
«Tenemos hijos y no queremos dejarles en herencia el puente de la muerte, queremos dejarles un puente de vida», explica Purificación Alonso, tía de una de las seis víctimas mortales y promotora de la iniciativa de caminar desde Zarzosa hasta el puente ubicado junto a la esclusa 9, el que más utilizan los vecinos de la localidad y también uno de los más peligrosos por las curvas, muy cerradas, que lo preceden en ambos sentidos. «Sabemos que no se puede hacer un puente nuevo en cada pueblo a la vez, pero tampoco estamos pidiendo imposibles, solo un puente derecho. Nada más», destaca Alonso. Y quienes conozcan la zona saben que no le falta razón cuando dice que la pasarela de Zarzosa es de las peores (en 1979 murieron otras cinco personas en un accidente muy semejante al de Naveros de 2012), dado que a las curvas de entrada y salida hay que añadir una señalización ‘mejorable’ y el tráfico continuo de vehículos pesados que provocan la caída de los pretiles al agua y, por lo tanto, mayor riesgo.
Así que esta tarde volverán a exigir en este punto que las Administraciones competentes (Diputaciones de Palencia y Burgos, Confederación Hidrográfica del Duero y Ayuntamientos) no escurran el bulto y hagan algo para mejorar la seguridad en ese y otros puentes. «Tenemos claro que no nos vamos a rendir y que todos tenemos que pelear para que las cosas cambien», explica Alonso, reiterando que, con mayor o menor intensidad, van a seguir llamando a distintas puertas. Por ejemplo, a la del subdelegado del Gobierno en Burgos, José María Arribas, a quien pretenden hacerle llegar las más de 6.000 firmas recopiladas este año para reclamar que se invierta en las infraestructuras de la zona y, en definitiva, que se construyan puentes más anchos en las localidades con más tráfico. «No sabemos cuándo, porque no lo hemos hablado todavía, pero queremos pedir cita para que nos reciba el subdelegado y poder hablar con él de este tema», explica Alonso.
Tampoco hasta ahora las familias han estado de brazos cruzados. Dos de ellas presentaron hace un año una reclamación de responsabilidad patrimonial en la Diputación de Palencia como titular de una carretera en la que consideran -con varios informes técnicos bajo el brazo- que todo era deficiente cuando se produjo el accidente. Ese recurso ya se ha desestimado, pero las familias afirman que seguirán peleando por la vía administrativa u otras para exigir responsabilidades. Y, entre otras cosas, alegan que si ahora se ha reforzado la seguridad, será porque antes no era la correcta.
misa y monolito. El Ayuntamiento de Zarzosa de Riopisuerga también ha organizado un acto para recordar a Margarita, Marta, Laura, Paula, Ibai e Irati; dos mujeres, tres adolescentes y una niña descendientes de vecinos del pueblo que acudían todos los veranos a la localidad burgalesa y que, a pesar de conocer los riesgos que conlleva convivir con el Canal de Castilla, murieron en sus aguas en la madrugada del 11 de agosto de 2012.
Con el objetivo de que estén siempre presentes en la localidad, el Ayuntamiento ha encargado un monolito de piedra y una placa que se colocarán esta mañana, después de misa, enfrente de la iglesia. El alcalde, Jesús Damián García, explica que es «una manera de hacerles un homenaje y de no olvidar lo que pasó». La misa también se les dedicará a los seis fallecidos.
Castrillo, más seguro
Al hablar de la casi ausencia de medidas para reforzar la seguridad en las carreteras que serpentean o atraviesan el Canal de Castilla en estos dos últimos años, hay que hacer dos excepciones. La primera es el tramo de Naveros de Pisuerga en el que se produjo el accidente, un punto ubicado en la provincia de Palencia en el que la Diputación ha hecho un esfuerzo significativo para que no haya que volver a lamentar un accidente como el de agosto de 2012. Hay señales reflectantes y luminosas antes y después de atravesar el puente de piedra, se ha reforzado el quitamiedos, hay bandas en la calzada para obligar a reducir la velocidad... Podría decirse que se ha hecho todo lo que se puede hacer mientras no exista otra forma de atravesar el cauce.
La segunda excepción es Castrillo de Riopisuerga. En esta localidad burgalesa, ubicada a la altura de la esclusa número 10 (la primera del Canal en territorio burgalés), nunca se han producido desgracias como la que todavía hoy sacude a Zarzosa. Pero el alcalde del pueblo, Carmelo Dehesa, afirmó el 11 de agosto de 2012 que las cosas no se iban a quedar así y ha cumplido su palabra: al menos en Castrillo, cruzar el Canal ahora es más seguro que hace dos años.
Nada más producirse el accidente, el Ayuntamiento encargó y colocó quitamiedos para reforzar la seguridad en ‘su puente’. Y en noviembre del año pasado dio un pasó más y asumió lo que otros no querían o no podían hacer: encargó la construcción de una plataforma de hormigón sobre un arroyo que transcurre en paralelo al Canal para poder eliminar una de las curvas que preceden al puente y permitir que los conductores tuvieran más visibilidad antes de acercarse al cauce. Sin embargo, el proyecto completo estaba presupuestado en más de 140.000 euros, una cantidad que Castrillo no se puede permitir y pidió ayuda a la Diputación de Burgos, que el pasado junio aprobó una subvención de 100.000 euros para esa obra.
Y ahora, a los dos años del accidente mortal, el puente y la nueva calzada están a falta de aglomerado para poder darla por concluida. «El objetivo era separar al máximo la carretera del Canal y algo hemos hecho, pero la solución definitiva es un puente nuevo, más ancho, y a derecho», concluye Dehesa, recalcando que la única Administración que les ha escuchado ha sido la Diputación. «Y la alcaldesa de Melgar, que es diputada y ha hecho de interlocutora», concluye.