Una vez más, el fuego vuelve a golpear con toda su crudeza a la industria agroalimentaria de Castilla y León. Primero fue el turno de Campofrío en Burgos, al que siguieron Embutidos Rodríguez y Oblanca (León), o Cobadú (Zamora). Ayer las brasas se cobraron una nueva víctima dentro del sector de la alimentación autonómica: Cascajares. Un amasijo de hierros y dos fachadas calcinadas es cuanto queda de la fábrica que la empresa tiene en Dueñas (Palencia), después de que un fuego haya devorado en menos de seis horas tres décadas de historia de una planta que se ha propuesto renacer de sus cenizas cuanto antes para garantizar su futuro en la Comunidad y a las cien familias que dependen de ella. Dos amigos, Alfonso Jiménez-Rodríguez Vila y Francisco Iglesias, crearon en 1994 la empresa cuando apenas habían cumplido los veinte años de edad y con un capital inicial de 160.000 pesetas que les costó no poco trabajo reunir tras convencer a las familias de la viabilidad de su proyecto.
Lo que en principio parecía un sueño, una utopía según los círculos más cercanos de ambos jóvenes, se convirtió muy pronto en un proyecto dedicado a la transformación, envasado y venta de productos agroalimentarios. Sin embargo, ese sueño de los «reyes del capón», servidos incluso en la boda de los reyes Felipe y Letizia, se vio ayer empañado cuando, sobre las tres de la mañana se declaraba un fuego que en pocas horas ha barrido las instalaciones. Las llamas han arrasado con todo debido al material que se encontraba en su interior, como cartones, plásticos y carne, aunque afortunadamente, no se han producido daños personales y el equipo que estaba trabajando pudo abandonar las instalaciones.
A pesar de que habían recibido un mensaje antes de tener que incorporarse como cada día, a las 6 de la mañana, muchos de los trabajadores de este turno decidieron ayer acudir igualmente a la fábrica a primera hora del día para comprobar con sus ojos la devastación que había provocado el fuego a su lugar de trabajo. Con lágrimas en los ojos y la preocupación en el cuerpo por ver peligrar sus puestos de trabajo, cerca de una veintena de empleados concentrados a las puertas de la fábrica recibieron desde temprano las palabras de consuelo y tranquilidad por parte de la empresa. «No ha quedado nada, ni producto ni maquinaria para elaborarlo, por lo que arrancamos de cero», lamentaron algunos de los presentes.
Alfonso Jiménez mira el teléfono frente a las instalaciones devoradas por las llamas. - Foto: Óscar NavarroEl presidente de la empresa, Alfonso Jiménez, informó desde el terreno que Cascajares trabaja «desde ya» en un plan de contingencia que garantice todos los puestos de trabajo de la fábrica –72 directos y 30 indirectos–. «He visto delante de mis narices cómo se quemaban 30 años de historia, pero estoy muy fuerte, más que nunca. Va a salir el mejor Alfonso y el mejor Cascajares», verbalizó un Jiménez visiblemente emocionado a las puertas de las aún humeantes naves. «Somos castellanos, somos duros y nos gusta nuestra tierra y vamos a darle esa riqueza que nos está pidiendo». En cualquier caso, quiso lanzar un mensaje de tranquilidad a los empleados, clientes, proveedores y consumidores, al anunciar que ya ha empezado a trabajar para poder recuperar la capacidad productiva lo antes posible. «Vamos a volver. Estamos viviendo una catástrofe, pero tenemos la fuerza para salir adelante y levantarnos con más fuerza».
Avalancha de apoyo y ayuda
El trágico suceso de la marca palentina no tardó en contar con el apoyo y los ofrecimientos de ayudas de todas las entidades e instituciones de Castilla y León. El propio Consejo de Gobierno de la Junta acordó ayer mismo declarar como «situación de especial y extraordinaria trascendencia y urgente actuación» el incendio y, entre las medidas que se pondrán en marcha, está la declaración de prioritarias y la tramitación con carácter de urgencia de todas las actuaciones para la reconstrucción de las instalaciones. El propio presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, quiso garantizar el «máximo» apoyo del Ejecutivo a la recuperación de la empresa. También, PP, PSOE y Vox enviaron su «solidaridad» a Cascajares y sus trabajadores, y apelaron a la unidad de las administraciones tras lo ocurrido. Desde el mundo empresarial, las Cámaras de Comercio, CEOE, Empresa Familiar o Iberaval se pusieron a disposición de Cascajares para ayudar a la firma en la recuperación de la actividad y el empleo.