El secreto del micromecenazgo se custodia en Burgos, un Santo Grial que muy pocos elegidos conocen. Como los 11 de Fuenteodra o los 7 de Terradillos de Sedano. Porque donde ellos acumulan éxitos y donaciones para salvar su patrimonio, otros fracasan. O mejor dicho, no llegan al objetivo inicial marcado, porque toda aportación suma, aunque no alcance los mínimos.

Desde que Hispania Nostra comenzó en 2014 con estas colectas de fondos modernas ha recaudado cerca de 500.000 euros con 34 iniciativas, y la mitad de ese dinero ha tenido como destino Burgos, donde se han lanzado una decena de campañas desde 2018.

La cifra no va a hacer sino aumentar, por cuanto de las tres iniciativas actualmente en marcha una se localiza en esta provincia, y se preparan otras dos para este agosto, un mes especialmente propicio, como explica Bárbara Cordero, directora general de Hispania Nostra, «porque la gente vuelve a los pueblos y se reencuentra con esa memoria identitaria: la casa de sus abuelos, el retablo, la iglesia a la que iban» y se renueva ese vínculo tan especial que tiene con su patrimonio religioso, debido a tres factores: identificación comunitaria, seña de identidad y sentimiento de arraigo.

Ahí radica una de las claves del éxito especial de todas estas campañas. «Al final es un tema afectivo», añade Cordero, como demuestra el hecho de que se coseche más éxito en pequeñas localidades. «En las grandes ciudades emociona menos», apostilla.

(Más información y casos de crowdfunding en Burgos, en la edición de papel de hoy de DB)