La carrera por albergar el Centro Nacional de Estudios Penitenciarios, -una vieja aspiración de los funcionarios de este ámbito para completar su formación antes de incorporarse a las cárceles tras aprobar la oposición-, ha entrado en su recta final. Burgos y Cuenca se sitúan como las dos ciudades con más posibilidades de acoger esta dotación, que sería similar a la Escuela de Policía Nacional de Ávila, después de haberse descartado Soria, Cáceres y León, que también competían por el mismo fin.
Para intentar conseguir este objetivo, la candidatura de Burgos se ha mejorado respecto al documento presentado inicialmente, que contempla la escuela de Relaciones Laborales, propiedad del Ayuntamiento, como sede de la instalación. Sin embargo, el citado edificio no cumplía con todas las expectativas de los técnicos de la Secretaria de Estado de Instituciones Penitenciarias después de la visita que realizaron el pasado mes de diciembre, en la que también estuvieron presentes el rector, Manuel Pérez Mateos, y la directora de la cárcel de Burgos, Elena Ramos, que finalizó con un recorrido por el Hospital del Rey.
«Les parecía insuficiente para acoger estos estudios», explica el alcalde, Daniel de la Rosa, en referencia al inmueble de la calle barrio Gimeno. Inmediatamente, el regidor contactó con el rector para intentar «aumentar el compromiso» de la institución académica a la hora de compartir espacios en el conjunto histórico, que impactó a los técnicos estatales: «En el nuevo proyecto enviado hace dos semanas ya se incorpora la posibilidad de que el Centro Nacional de Estudios Penitenciarios pudiera usar aulas del Hospital del Rey».
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