La Edad de Oro burgalesa viaja al Museo Nacional de Escultura

I.L.H. / Burgos
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'Tiempos modernos' contará en noviembre con tres obras de los siglos XV y XVI: un Cristo de la Catedral, un san Julián de San Lesmes y 'La Natividad' de Santibáñez. Siloé, Ordóñez y Vigarny también figuran

El tríptico es una pieza representativa de los retablos flamencos de tamaño manejable para viajar.

Al hilo de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, el Museo Nacional de Escultura prepara una exposición para explorar ese momento artístico en el que España fue el centro de la confluencia de artistas, obras, influencias..., un hervidero cultural en las últimas décadas del siglo XV y primeras del XVI. Coincide esa época con la considerada Edad del Oro de la provincia, cuando el comercio hizo de Burgos una de las capitales destacadas del Viejo Continente.

En las salas del palacio de Villena, el edificio frente al colegio de San Gregorio dedicado a las exposiciones temporales, se abrirá en noviembre Tiempos modernos. La muestra quiere contar ese periodo de la historia de especial ebullición, cuando las fronteras no parecían tales si se trataba de intercambiar influencias culturales. Y siendo Burgos una de las ciudades más importantes, el arte y los artistas dejaron huella de las corrientes de moda y hasta aquí llegó lo que se hacía fuera.

Para dar cuenta de ello Tiempos modernos echa mano de tres obras 'burgalesas' importadas del extranjero: San Julián el Hospitalario, atribuido a Jacob van Cothem y que procede de la iglesia de San Lesmes;Cristo, Varón de Dolores (de la Catedral), y el tríptico de la Natividad, de la iglesia de Santibáñez de Zarzaguda. 

«Las tres piezas ilustran las relaciones tan intensas que a finales de la Edad Media tiene la provincia con el mundo flamenco,por ese carácter de centro comercial de una burguesía importante que ejerce una labor de mecenazgo», explica Miguel Ángel Marcos, conservador responsable del Departamento de Colecciones y uno de los comisarios, junto al director del museo, Alejandro Nuevo, y Javier Andrés, conservador de Colecciones.

Sobre San Julián el Hospitalario, pieza de 1510, el comisario destaca que se trata «de una demostración de cómo esa burguesía comercial va a imitar los usos artísticos de los nobles realizando las grandes capillas sepulcrales para su linaje». Para crearlas se traen esculturas de otros países que montan en el retablo. «Es curioso porque es una especie de sincretismo entre piezas importadas y elaboraciones locales. Las esculturas son traídas de fuera y el resto de la mazonería está hecha por artesanos de gran nivel que trabajan en Burgos».

En cuanto al Cristo de 1500, «procede de Amberes y es una escultura especialmente singular para poder explicar las importaciones de obras de arte, además de representar una iconografía de especial importancia en la escultura», añade el experto.

El tríptico de la Natividad de Santibáñez Zarzaguda, fechado en 1450, «es una pieza espectacular y representativa de los retablos flamencos» que llegaron aEspaña. Eran esencialmente escultóricos, de un tamaño manejable para ser exportados y elaborados en Bruselas, Amberes, Utrech o Manila. 

«Es un tiempo de inflexión para el arte, un centro dinámico que tiene un papel importante dentro de Europa, con relaciones muy fuertes, un momento casi nuclear de lo que luego va a ser el arte y parte de la cultura en España», matiza.

 Vinculado a la provincia y a su papel en Europa se expondrán también obras de Vigarny, Diego y Gil de Siloé o Bartolomé Ordóñez.