Con alegría, «cierto vértigo» por quienes lo han recibido antes y sobre todo con una «sensación de incredulidad» porque «uno tiene conciencia de que hace cosas, pero no de que sean merecedoras de un premio como este» recibió ayer la noticia René Jesús Payo:un jurado nombrado por la Consejería de Cultura de la Junta le otorgaba el Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades.
El reconocimiento se lo dan por su «sólida trayectoria en los campos de la investigación, la docencia, la gestión y la divulgación de la Historia del Arte y del patrimonio cultural de Castilla y León», valorando de manera especial «la amplitud y la fecundidad de su magisterio tanto en la Universidad de Burgos como en otras universidades nacionales y extranjeras, destacando su talante innovador en la pedagogía de la Historia del Arte y su amplísima obra investigadora, plasmada en numerosos libros y publicaciones científicas».
Entre ese abanico de cualidades al catedrático, comisario de exposiciones y director de la Institución Fernán González le ha hecho «especial ilusión» que destaquen su labor como docente y «esa capacidad que tenemos los profesores de intentar transmitir al alumnado una pasión por la Historia y el patrimonio. Y que luego la docencia está claramente ligada a la investigación», explicó. «Es un reconocimiento que se hace a todos los profesores que nos dedicamos al ámbito de las humanidades», añadió.
Al conocer el galardón el colaborador de Diario de Burgos se acordó de colegas como el catedrático Alberto Ibáñez, el hermano Mariano que desde La Salle contribuyó «a fomentar en mí la pasión por la historia», el «maestro en el mundo de los museos y exposiciones Juan Carlos Elorza», sus compañeros de la universidad y de la Real Academia Burgense y, «en esta última etapa, la enorme oportunidad que me ha brindado la Fundación del VIII Centenario para poder trabajar en el patrimonio de la Catedral».
Para René Jesús Payo las humanidades «representan nuestra seña de identidad colectiva porque no podemos entender lo que somos sin saber lo que fuimos. Qué es lo que somos y cómo queremos proyectarnos en el futuro. La enseñanza es maestra de la vida y en gran medida el conocimiento de la historia nos permite acceder a los aciertos y los errores del pasado para intentar no repetirlos. No es tanto recrearse en un pasado glorioso, sino sobre todo aprender de él».
De esa labor ligada también a la divulgación y difusión del conocimiento en materia de patrimonio da cuenta esta misma tarde presentando el libro que acaba de publicar junto a Juan Ruiz Carcedo sobre el gótico burgalés, Burgos, ciudad del gótico (en la sala Polisón, a las 20 horas).