Los colegios de Aranda no aprovechan el verano para reformas

I.M.L. / Aranda
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Sólo dos centros están mejorando sus instalaciones con obras menores de accesibilidad y eficiencia energética mientras se siguen acumulando los desperfectos en los edificios y las zonas al aire libre

El hueco que se ha abierto en la valla del Colegio Castilla. - Foto: I.M.L.

Tras el fin de las clases, con el consiguiente cierre de los centros escolares hasta septiembre, los claustros docentes de los colegios públicos de Aranda ya saben que, cuando regresen a la actividad con el nuevo curso, se van a encontrar las mismas instalaciones que dejaron, sin que se haya solucionado la mayoría de la larga lista de demandas que acumulan desde hace años. La temporada de inactividad docente estival sólo se va a aprovechar en dos de las instalaciones de la capital ribereña para hacer obras menores para mejorar la accesibilidad y la eficiencia energética.

Los dos centros que estos días han cambiado a los alumnos por los operarios de las obras son el Colegio Castilla y el edificio del Centro de Educación Especial Fuenteminaya, dentro del complejo que comparte con el Colegio Simón de Colonia. En el primero se está abriendo una puerta en el lateral de su vallado para mejorar la accesibilidad a las instalaciones. «Se busca evitar la entrada por la puerta antigua porque tiene una rampa pronunciada», puntualiza el concejal de Educación del Ayuntamiento de Aranda, José Antonio Fuertes, que aclara que «como es una obra de inversión, se está haciendo desde la Dirección Provincial de Educación». 

La otra obra que se está ejecutando estos días conlleva el cambio de ventanas para mejorar el ahorro energético y la adaptación de algunas de las aulas, que se está realizando también aprovechando las vacaciones estivales y supone un coste de 46.500 euros. Además de estas labores, también se han cambiado hace semanas las ventanas del IES Sandoval y Rojas, con una inversión de 3.700 euros, y se han adaptado algunos espacios en la zona del primer ciclo de Educación infantil en el Colegio Santa Catalina, que ha supuesto un gasto de 34.000 euros.

Esta última inversión vino para paliar parte de los problemas de humedades que sufrían en este centro, sobre todo en el edificio en el que se ha intervenido porque «tiene más de 40 años, se hizo muy mal y tiene muchos problemas de las bajantes de agua de lluvia, nos corre el agua por las paredes y ventanas», explicaba su director, Enrique García, la situación antes de las obras.

Mientras tanto, otros muchos desperfectos están esperando que se arreglen en otros tantos centros educativos arandinos. Uno de ellos es el Colegio Fernán González, donde acabaron el curso con un aseo clausurado y dos aulas en el edificio de Educación Infantil donde la ventilación es difícil, o directamente imposible, porque no se puede abrir la ventana. «Se estropearon y ahora no se pueden abrir porque se te caen encima», explicaba la directora, Luisa María Arias, que no se olvidaba de la gotera perfectamente visible en el techo del porche ni de los problemas de humedades que soporta el edificio antiguo que «viene desde el segundo piso y llega hasta abajo, hemos llegado a tener moho en una columna». Sin olvidar las grietas que han colonizado como la mala hierba el patio exterior y que comienzan a ser un peligro para la seguridad de los alumnos.

A pesar de las obras que se están ejecutando en el Colegio Castilla, la lista de problemas de este centro sigue siendo larga y no tienen respuesta para sus demandas. Empezando con el muro desplazado que tiene en su fachada sur desde hace varios meses, la directora, Mariví Azcona, enumera otras tantas necesidades en las que poder invertir. «Tenemos cisternas que están tirando agua todo el día, sale agua por una alcantarilla, una fuente rota, algún baño cerrado en la planta de arriba,...» a lo que suma que «hay que cambiar los fluorescentes porque no cumplen con la normativa actual», relata.