Hallan en el castro de Brizuela restos de hace 2.000 años

A.C. / Brizuela
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El equipo de arqueólogos que trabaja esta semana en el yacimiento de la Edad del Hierro confía en localizar las viviendas de este espacio, donde han datado presencia humana entre los siglos IVy II A.C.

Alessandro Di Maio, en primer plano, y parte del equipo excavando este jueves en la zanja de 8 metros abierta. - Foto: A.C.

El equipo de arqueólogos que desde el lunes ha vuelto a investigar en el castro de la Edad del Hierro de Brizuela, uno de los mejor conservados de Burgos, quiere «una foto de la ocupación humana» que hubo en esta privilegiada atalaya de 24 hectáreas y con hasta seis líneas de murallas o terrazas para sostener el terreno. Encontrar los lugares donde habitaron aquellos hombres y mujeres que ya han descubierto que criaban animales domésticos allí entre los siglos IV y II antes de Cristo es otro de los principales objetivos. No han dado con una cabaña completa, pero sí con un pequeño resto, un pedazo de «manteado» o revoco de barro de la fachada de una vivienda que conserva la impronta de las varas de madera que se recubrían con barro para formar las paredes.

El arqueólogo Eduardo Sainz-Maza, coodirector de la excavación junto con Adrián García Rojo, del CSIC, y Eduardo Carmona, doctor en Arqueología de la Universidad de Burgos, está convencido de la identificación del hallazgo, que si no fuera por la impronta que dejó una vara circular de madera, pasaría totalmente inadvertido. Las cabañas de la época se levantaban sobre un zócalo de piedra de 20 a 30 centímetros de altura sobre el que se construían las paredes con madera revestida de barro. Dar con alguna de ellas sería un gran logro para el equipo que ha constatado la presencia de animales domésticos, ovejas y cabras, cuyos restos datados con carbono 14 dan una antigüedad de 2.350 años, en un caso, y de 2.100, en el otro.

En el 1011, el documento fundacional del monasterio de San Salvador de Oña contaba que seguía haciéndose un uso agrícola y ganadero de las terrazas del castro de Brizuela, una atalaya extraordinaria para vigilar los pasos de la Cordillera Cantábrica, la zona de Villarcayo o los castros de Dulla y La Maza. Pero se desconoce  durante cuanto tiempo fue habitado más allá del siglo II A.C. Los romanos llegaron a conquistar a ese territorio entre el año 29 y 19 antes de Cristo, según los estudios que maneja Sainz Maza, pero el pasado año y esta semana no han localizado ni un solo resto romano, por lo que puede que la ocupación humana se acabara antes de su llegada. 

Restos de cerámicas de la época o la fíbula anular, con forma de anillo, del siglo II A.C., hallada el pasado verano y con la que se ataban las capas en la época, evidencian la presencia humana en la Edad del Hierro. Pero aún queda mucho por investigar, una tarea en la que los arqueólogos cuentan con el apoyo de los vecinos de Brizuela. Manolo, propietario de parte de los terrenos donde trabajan, peina ya muchas canas, pero se acercó esta semana a saludar al equipo y mostrarles «el interés que siempre ha tenido por descubrir que hay en este lugar».

Asimismo, la charla ofrecida el pasado sábado para explicar los hallazgos de la campaña de 2023 también contó con una importante presencia de vecinos y la junta vecinal de Brizuela, que cofinancia con la Diputación Provincial los 12.330 euros que cuesta el trabajo actual, también se está volcando con esta investigación. Mañana, a las 10 de la mañana, quienes lo deseen podrán subir al castro desde la plaza de Brizuela para conocer los avances de esta semana antes de tapar la zanja de 8 metros que se pretende excavar hasta llegar al sustrato rocoso de la montaña. La muralla estudiada el pasado verano tiene 3 metros de ancho y 2 metros de altura. La segunda terraza  contigua donde trabajan ahora esperan descubrirla en toda su profundidad.

Desde Italia. El equipo de once arqueólogos que trabaja en Brizuela se nutre de estudiantes de la Universidad de Burgos, que aunque proceden de La Rioja, Vizcaya o Galicia han apostado por un yacimiento burgalés. Entre ellos también hay presencia internacional con el italiano Alessandro Di Maio, estudiante del Grado de Historia y Patrimonio on line de la UBU. Periodista y estudiante de Arqueología «ante un posible cambio profesional en los próximos años», Di Maio, que antes ha excavado en Israel o Menorca, ha elegido este yacimiento de la Edad del Hierro, «porque es mucho más difícil e interesante encontrar e identificar hallazgos en esta etapa».