La tormenta estaba anunciada pero no por ello dejó de sorprender a propios y extraños por su virulencia. A eso de las 18,15 el cielo de la capital empezó a adquirir un tono gris, casi negro, que ya presagiaba que iba a caer la mundial. Y vaya si lo fue. Sobre las 18,30 horas los nubarrones que cubrían Burgos empezaron a descargar agua con ganas y en muchas zonas de la ciudad la red de alcantarillado no dio más de sí. Empezaron a inundarse distintas calles, entre ellas la calle San Juan, Santander o Francisco Salinas, a donde tuvo que acudir la Policía Local para cortar la circulación debido a las balsas de agua que se formaron. En total, el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento atendió ayer unas 40 llamadas procedentes de diferentes puntos en las que informaban de locales y casas anegadas.

El entorno de la calle Madrid y San Pablo fue uno de los primeros en inundarse cuando la tormenta descargó agua con ferocidad durante varios minutos. Se conformaron balsas que convirtieron el tramo entre San Agustín y el parque Europa en una auténtica piscina. La lluvia se filtró en algunos portales y en negocios. En un taller del número 37, los trabajadores tuvieron que tirar de espátulas de goma para achicar los grandes charcos formados en el interior. Otro negocio en el que tuvieron que tirar de escoba y cubo fue en el café Moscú, en la misma manzana, y en la sede de la asociación Nuestro Barrio, donde se destrozó el suelo. Locales todos que, por cierto, vivieron una situación similar en 2021.

Pero no sólo se vieron afectados en la zona sur. En el centro histórico la tormenta también causó serios estragos. Sin ir más lejos, en el hotel Palacio de Los Blasones de la calle Fernán González también se inundó la recepción y el sótano. Los empleados trabajaron a destajo con escobas, 'raquetas' y toallas para achicar el agua.

(Más información y fotografías, en la edición impresa de este jueves de Diario de Burgos)