Técnicamente, la construcción de la presa de Castrovido terminó en diciembre de 2020. En la práctica, el fin de obra no llegará hasta la primavera de 2024, dos décadas después de la colocación de la primera piedra (23 de febrero de 2004), siempre y cuando no salte otra sorpresa, una más de las que acumula en su larga historia del embalse, todas negativas. El sellado del sumidero que se descubrió aguas arriba del vaso principal tras concluir la primera fase del llenado en pruebas, y que no había sido detectado en todos estos años de estudios e informes, requerirá de 15 meses de obra y costará casi 3,3 millones de euros, según la información a la que ha tenido acceso este periódico.
La Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) ha contratado a la empresa Sondeos, Inyecciones y Trabajos Especiales S.A. por un procedimiento de emergencia. Reconoce en los documentos que sirven para justificar esa «extrema urgencia» que «las actuales condiciones de inseguridad e incertidumbre frente a la posibilidad de que avenidas con alta probabilidad de ocurrencia puedan generar graves daños aguas abajo del embalse» requieren de una intervención lo más rápida posible, por lo que se saltan los procedimientos habituales de contratación -plazos para licitar y evaluar ofertas- y recurren a un proceso negociado sin publicidad.
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