La falta de lluvias ha facilitado la extensión de una plaga de escolítidos en el pinar de Neila y Huerta de Arriba, según el relato del Servicio de Medio Ambiente de la Junta que ayer recogía Patricia Corral en este periódico. Sequía e insectos constituyen un cóctel de fácil expansión que amenaza a toda la Comarca de Pinares de Burgos y Soria, ya que es una masa continuada de pino que va desde Salas de los Infantes hasta Abejar donde la transmisión es sencilla.
La tierra del derecho real a la Suerte de Pinos, de donde salió la madera para construir los barcos de la Real Armada, ha sorteado durante siglos la amenaza de los incendios, pero lo que tenemos ya encima es más difícil de controlar: el cambio climático. Pero lejos de arrojarnos en brazos de la fatalidad, pensando que no se puede hacer nada, es urgente poner manos a la obra, que como pasa con los fuegos, los primeros momentos son claves para conjurar el peligro.
La Junta de Castilla y León tiene prácticamente todas las potestades sobre este territorio, aunque no tenga la titularidad de los bosques, porque así lo establece la Ley de Montes y la de Patrimonio Natural, ya que el Parque Natural de las Lagunas Glaciares de Neila alcanza a todo el perímetro del pueblo. La Junta es la responsable de garantizar la conservación, protección, restauración, fomento y aprovechamiento de los montes en la Comunidad de Castilla y León, promoviendo su utilización ordenada, señala el artículo 1 de la Ley de Montes de 2009.
El aviso de este maldito escarabajo es la oportunidad de que se tomen medidas estructurales, que vayan más allá de entrar ahora a matarrasa. La conservación del monte de Neila, por ejemplo, permitiría que una decena de familias se establecieran de manera permanente en el pueblo, unos empleos que se podrían financiar, en todo o en parte, vendiendo la biomasa que cada año retirarían del bosque.
No es una utopía, así era hasta 1995, cuando desaparece el ICONA y se traspasan las competencias a las comunidades autónomas, y eso que entonces la biomasa sólo valía para la lumbre. En Neila había dos forestales, una decena de personas que trabajaban casi todo el año en el monte, y hasta treinta en los meses de verano, entre las que también estaban los vigilantes de la pesca en Las Lagunas. Todo a cargo de ICONA. Es el momento, es necesario, barato, y hay fondos europeos a discreción.