Ni en sus más locos sueños los protagonistas del cuadro Lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp, de Rembrandt, se hubieran imaginado que cinco siglos después de posar tan circunspectos ante el pintor neerlandés, seis médicas serían retratadas con una estética parecida en una ciudad castellana del sur de Europa evidenciando que la medicina es ya un asunto de mujeres. Son ellas más del 60% de quienes la ejercen tanto en la atención primaria como en la especializada y quienes, por tanto, llevan la ciencia y todos sus avances a diario a su consulta para el beneficio de la población. Hablamos de la profesión con Luisa, Marta, María Victoria, Verónica, Johanna y Cristina.
O lo que es lo mismo, la doctora Fernández Abad, residente de 4º año de Anatomía Patológica; la doctora Rodrigo, médica de Familia con consulta en el centro de salud de San Agustín; la doctora Alonso, felizmente jubilada tras 41 años de profesión, que ejerció en el medio rural y durante 30 en el centro de salud de García Lorca; la doctora Alonso, que es cirujana pediátrica en el HUBU y en Recoletas, y las doctoras Palacios y Clare Gallego de Lardy, anatomopatóloga y ginecóloga, respectivamente, del hospital público.
Entre la más joven, Luisa Fernández Abad, que en unos días cumplirá 30 años, y la más mayor, María Victoria Alonso, que ya ha hecho 70, median cuatro décadas en las que las mujeres han pasado de ser una anécdota en la profesión a sostenerla sobre sus hombros. Todas experimentan el mismo orgullo e idéntica pasión por su trabajo.
Científicas de lo cotidiano - Foto: VALDIVIELSOLo que ha cambiado, a tenor de lo que salió en una larga conversación mantenida el pasado jueves en el Colegio de Médicos (nótese el masculino de la institución con el que, por cierto, todas ellas salvo la ginecóloga están totalmente conformes: «yo soy la médico», recalca, tajante, María Victoria Alonso») es la presión que sienten las más jóvenes por el ambiente de extrema competitividad y de autoexigencia en el que han estudiado y en el que desarrollan su labor. Algo que, para la veterana Alonso, de la generación que instauró la atención primaria tal y como hoy la conocemos y a base de muchísimo trabajo, «no tiene sentido y solo genera frustración».
Está completamente de acuerdo Johanna Palacios (39 años): «Si alguna joven en Secundaria está pensando en estudiar Medicina en la futura facultad de Burgos yo le diría que cultivara su ego pero con humildad y siempre basada en sus méritos para brillar con luz propia y no apagar a los demás». ¿Conocen estas profesionales a alguien que haya intentado fundir a sus compañeros en el ámbito laboral? El sí es general y rotundo.
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