Agustín Herrero Bedoya saldrá de la cárcel pero únicamente para volver a sentarse en un banquillo, aunque esta vez no en el de la Audiencia de Álava, como en 2020, sino en el de Burgos. Condenado a 21 años por el asesinato a martillazos de su mujer en Turiso (Álava), se enfrenta proximamente a otros 36 años de prisión por los salvajes ataques a dos mujeres elegidas al azar en las calles de Miranda de Ebro en el otoño de 2017 durante la semana previa al crimen de Ana Belén Jiménez.
Apodado 'loco del martillo' en aquellos días, tanto el fiscal como la acusación particular que representa a las dos víctimas sostienen que planeó primero acabar con la vida de su esposa «golpeándola en la cabeza con un objeto contundente» y después, «con la finalidad de desviar las sospechas que pudieran recaer sobre su persona concibió un plan para procurarse la impunidad» y que las investigaciones policiales se dirigieran hacia un tercero.
El asesino inició la puesta en práctica de su macabro plan el 27 de septiembre de 2017. Una mujer de 64 años tuvo la mala suerte de cruzarse en su camino cuando regresaba a casa por la calle Condado de Treviño, sobre las 22.25 horas. Herrero se abalanzó sobre ella «de forma súbita y sorpresiva» y sin darle opción a defenderse «le propinó un fuerte golpe en la cabeza con un martillo u objeto similar a la altura del parietal izquierdo, ello sabiendo que con eso podía ocasionarle la muerte» a su víctima.
La mujer quedó tendida en el suelo y fue atendida de urgencia en el Hospital Santiago Apóstol de Miranda, para después ser derivada al de Vitoria, intervenida por el Servicio de Neurocirugía y quedar ingresada en la UCI. En total, tardó en curar 150 días y le han quedado diversas secuelas tanto físicas como psicológicas, derivadas del estrés postraumático, y estéticas.
El 'loco del martillo' no tardó en reaparecer en Miranda ni una semana, aunque esta vez lo hizo por la mañana y no de noche. Sobre las 9.20 horas del 3 de octubre volvió a la calle Condado de Treviño y eligió a otra mujer, esta vez sentada en un banco. De nuevo por sorpresa y sin darle opción alguna a reaccionar, la golpeó con un objeto contundente a la altura del parietal derecho y se marchó. Esa misma mañana, asesinó a su mujer de 12 martillazos en la cabeza y después trasladó el cadáver en el coche de ella, un Megane Scenic, que aparcó a escasa distancia de la calle Condado de Treviño, donde habían ejecutado sus anteriores ataques.
La víctima, de 55 años, quedó ladeada en el banco sin llegar a caer al suelo con un traumatismo craneoencefálico con hundimiento parietal. Inicialmente, recibió asistencia médica en el Santiago Apóstol de Miranda de Ebro y de ahí fue derivada al hospital vitoriano. Tras recibir el alta hospitalaria precisó un periodo de convalecencia en la residencia mixta de 4 meses, hasta febrero de 2018, y después tratamiento posterior por trastornos psíquicos.
Cuando fue valorada dentro del expediente de esta causa judicial, en septiembre de 2019, «refiere persistencia de conductas de evitación, manifestaciones agorafóbicas, evitando lugares concurridos, y recuerdos intrusivos», detalla el médico forense. Además, «manifiesta dificultad para dormir con sueños angustiosos, dificultad de concentración y sentimiento de minusvalía, viéndose incapaz de retomar su actividad laboral», ahonda para añadir que también sufre « inseguridad en la marcha deambulando con la ayuda técnica de una muleta y mareos ocasionales» como consecuencia de aquel ataque.
La Fiscalía considera a Agustín Herrero autor de dos delitos de asesinato en grado de tentativa y exige por cada uno de ellos 16 años de prisión. Además, reclama una indemnización de 30.000 euros para la primera de las víctimas (10.000 euros por los días que tardó en curar, 12.000 por las secuelas, 4.000 por los perjuicios estéticos y otros tantos por las operaciones quirúrgicas). Para la segunda mujer ataca eleva la cantidad compensatoria a 43.000 euros, de los que 30.000 se corresponden a las graves secuelas que le han quedado tras la brutal agresión.
La acusación particular que ejerce la Asociación Clara Campoamor en nombre de las dos víctimas comparte el relato de hechos del fiscal, si bien eleva la pena de cárcel solicitada para Agustín Herrero a 36 años (18 por cada ataque).
Además, en el caso de la segunda mujer añade que las consecuencias de la agresión han derivado en «una incapacidad permanente total», por lo que también incrementa a 63.000 euros la cantidad solicitada en concepto de indemnización para ella, mientras que deja en 30.000 la de la primera agredida. Añade el escrito de acusación particular la solicitud de que al acusado se le prohíba residir en Vitoria 10 años además de los de la condenada, y la prohibición de comunicarse por cualquier medio o acercarse a sus víctimas durante el mismo tiempo.