Lograr un punto en el feudo de un rival directo, jugando con un jugador menos durante casi 40 minutos y después de encajar un gol en el minuto 6 se antoja como un buen resultado para cualquier equipo. Aunque ayer el Burgos CF salió de Lezama con un regusto agridulce en la boca. Tuvo la victoria en su mano y fue capaz de remontar en inferioridad. Un gol en el 89 provocó que se tuviera que conformar con el empate.

El Burgos supo adaptarse a las circunstancias, que fueron muchas a lo largo del partido.Se rehizo después de que su oponente le golpeará en su primera aproximación a los dominios de Alfonso y, posteriormente con 10 jugadores sobre el césped por la expulsión de Valcarce, no solo frenó a su adversario, sino que le hizo daño y le marcó el segundo.En el bombardeo que sufrió después en su área cedió cuando acariciaba los tres puntos.

Fue otro paso adelante de un Burgos que ayer se mostró diferente. En igualdad numérica fue un equipo más dominador de lo que se pudo ver en las cuatro primeras jornadas, tuvo más el balón y en varias fases del partido combinó con acierto.

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