La falta de una Facultad de Medicina acarrea en la provincia una pérdida de talento y de profesionales sanitarios que la UBU y la Organización Médica Colegial de Castilla y León constatan en distintos estudios, después de 15 años de reclamar sin éxito ante la Junta la implantación de esta titulación en la capital.
Desde el Campus cifran en medio centenar el número de jóvenes que se van a otras provincias para cursar estos estudios, y en el ámbito sanitario se ha probado que en León y Burgos, donde no hay posibilidad de formarse para ser médico, hay 100 facultativos menos por cada 100.000 habitantes que en Salamanca y Valladolid, donde hace décadas que se oferta la titulación.
Así lo explica el presidente del Colegio de Médicos de Burgos, Joaquín Fernández de Valderrama, avanzando un dato del estudio de demografía de la profesión en Castilla y León, que se publicará en el primer trimestre de 2024. «El número de médicos en Salamanca y Valladolid por cada 100.000 habitantes es de algo más de 500 mientras que en Burgos y León es de 400, es decir 100 menos. Esto indica que para fidelizar a los profesionales, lógicamente, tienen más facilidad donde hay facultades».
Hay que tener en cuenta que uno de los principales problemas que arrastra el sistema sanitario burgalés es el déficit de especialistas, sobre todo en Atención Primaria y en algunos servicios nucleares de los hospitales, como Anestesiología y Reanimación.
La UBU no lleva 15 años reclamando esta titulación únicamente por aumentar su oferta académica, sino porque evidencia con estudios técnicos y económicos que tiene capacidad para ponerla en marcha y sostenerla en el tiempo, además de gran experiencia en carreras vinculadas a la salud (Enfermería, Terapia Ocupacional, Ingeniería de la Salud...). El planteamiento es viable al proponer un centro con 72 plazas y 61 profesores (que captaría de los 298 con los que ya cuenta en las facultades del ramo).
En cuanto al presupuesto de implantación, la institución académica ya aclaró ante la Consejería de Educación que rondaría los 7 millones. A esto se añade la disponibilidad de espacio para impartir de cero los estudios, con tanta demanda. Hay jóvenes que, incluso, se van al extranjero para estudiar Medicina ante la imposibilidad de lograr plaza en la universidad pública.
La Junta se escuda en el coste y, según explica el rector, Manuel Pérez Mateos, lo eleva a 25 millones. «Llegados a este punto es fundamental el apoyo de los partidos políticos, especialmente, de los que tienen responsabilidad de gobierno en Castilla y León (PP y Vox), y de los agentes sociales», dijo.
Respaldo. El tejido social y económico de la ciudad ya manifestó en 2008 unanimidad al exigir la Facultad de Medicina para Burgos, un clamor que ha ganado consistencia en los quince años transcurridos desde entonces, y más después de una pandemia que constató la carencia de efectivos en la plantilla médica de la provincia.
La presidenta del Colegio de Enfermería, Esther Reyes, explica que la Junta Directiva no tiene una posición oficial al respecto, pero respalda la solicitud del Colegio de Médicos. «Medicina es una titulación prestigiosa e implantarla en Burgos sería bueno para la ciudad porque atraería gente como sucede en Salamanca que vive de la universidad. Y sería, también, una forma de saldar una deuda con la comunidad universitaria», afirmó.
En el ámbito empresarial hay unanimidad. El presidente de la Cámara de Comercio, Antonio Méndez Pozo, defiende que Burgos, «por derecho propio», merece tener una Facultad de Medicina ya que «reúne todas las condiciones» para acogerla. Desde un Hospital Universitario hasta una Universidad que está preparada para afrontar este reto. Todo ello en un contexto en el que se evidencia un déficit de profesionales sanitarios.
El presidente de FAE, Miguel Ángel Benavente, reitera los argumentos de que Burgos tiene un «magnífico Hospital Universitario que debería ir de la mano de una Facultad de Medicina».
La alcaldesa de Burgos, Cristina Ayala, afirma que «sería muy positivo para la ciudad y hay que intentar que venga en el medio plazo». Eso sí, añade que «el dinero no es infinito. ¿Es lo que más necesita la ciudad? Es la pregunta del millón».
En los sindicatos, el líder provincial de UGT, Pablo Dionisio Fraile, defiende que estos estudios son «absolutamente necesarios» y anima a la sociedad civil a «unir fuerzas e ir de la mano» para lograr que esta larga reivindicación se convierta en realidad. Su homólogo en CCOO, Juan Núñez, lamenta el «flaco favor» que hace la Junta «con estos reiterados desaires a Burgos en los que lejos de defender el interés común apuestan por mantener localismos».