Cuenta que cuando era niño le ponían toros en lugar de dibujos y asegura que tenía poco más de cinco años cuando se sentó en las hoy polémicas gradas del coso burgalés por primera vez. Y entonces, en aquel momento, ya tenía claro que su sitio estaba en el ruedo y no en la grada. «El torero nace, no se hace. Y yo llevo el toreo dentro desde que tengo uso de razón», explica este burgalés de 16 años llamado Yumar Nieves García pero apodado ‘El Polvorilla’, que solo tiene una cosa en mente: ser torero. Así que, después de años de entrenamiento ha decidido iniciar una campaña en busca de una oportunidad que le permita mostrar «el duende que lleva dentro», como afirma quien hace las veces de apoderado, Vicente Pérez, que también acompañó al Chava en sus comienzos.
Dado que Yumar Nieves siempre ha sido consciente de cuál era su camino, empezó a entrenar hace tiempo para cumplir su propósito. Primero por su cuenta, como podía, y después con Manolo Santaolalla. Hace un par de meses terminó su relación con Santaolalla y se puso en manos de Vicente Pérez, quien afirma que le ve porte y maneras. «Yo creo que tiene lo que hay que tener y si se esfuerza, todo se puede conseguir. Yo no le puedo garantizar que vayamos a llegar hasta arriba, pero si quiere y se esfuerza, le voy a ayudar», afirma Pérez.
Así que cuatro o cinco días a la semana, en función de los estudios de Yumar y de las obligaciones de Pérez, se reúnen en la playa de Fuente del Prior, en el Parral o en el Castillo para practicar toreo de salón. Y así están dos o tres horas, hasta que Pérez da por concluida la clase. «Al no haber escuela taurina, estamos tratando de hablar con ganaderos, banderilleros o toreros para que lo vean y le den una oportunidad de sacar al duende», explica Pérez, añadiendo que también tienen pensado ponerse en contacto con todos los alcaldes de pueblos en los que se organizan festejos taurinos en verano para ver si pueden contar con él en alguna becerrada.
Tanto El Polvorilla como Vicente Pérez consideran que ha llegado el momento de ponerse delante de un animal y creen que las fiestas del próximo verano pueden ser la mejor oportunidad. «Yo solo quiero darme a conocer», puntualiza este adolescente que cuenta con el apoyo de toda su familia, aunque con una condición: que por lo menos se saque el graduado escolar para tener los estudios mínimos. Así que este año está compaginando el toreo con el último curso de la ESO. «En Salamanca, Vitoria o Valladolid hay escuelas taurinas, pero son muy caras y no me lo puedo permitir», apunta El Polvorilla, quien se compró el capote, la muleta y la ayuda por su cuenta para poder seguir los pasos de sus ídolos: El Juli y Morante de la Puebla.
Sin embargo, afirma que la corrida que más le ha emocionado de las muchas que ha visto a lo largo de sus 16 años se produjo en Burgos en la feria de 2011 y tuvo como protagonista a Jose Ignacio Ramos, ya que se cortó la coleta. «Es la que más recuerdo», concluye El Polvorilla, quien no es fan de José Tomás.