Burgos fue firme candidata para la organización del I Congreso Internacional 'El impacto de la energía nuclear en la industria', pero finalmente el evento se celebró en Valladolid el pasado 21 de diciembre. Reunió a un centenar de expertos en la materia, pero aquel «fracaso» fue el detonante de la crisis interna que vive el Colegio Oficial de Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Burgos (Cogitibu), que en los últimos días ha visto como se despedía su director gerente/director técnico o secretario, Julio Moreno, y tres integrantes de su junta directiva.
El polémico congreso fue subvencionado por la presidencia española de la UE, en concreto, 264.000 euros con destino a la Dirección General de Industria de la Junta de Castilla y León, departamento perteneciente a la Consejería de Industria, Comercio y Empleo, que encabeza Mariano Veganzones, de Vox y estrecho colaborador del vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, que llevaría la representación política del evento.
«Yo he tutelado trabajos de fin de grado vinculados a la energía nuclear [concretamente, a los nuevos minireactores] y he organizado eventos con Jóvenes Nucleares. Por eso me llamaron de la Junta para que organizase el congreso en Burgos», explica Moreno, quien también acompañó y asesoró al Ayuntamiento respecto al desarrollo del hidrógeno y la necesidad de que Burgos estuviese conectado a la red de hidroductos que diseña Enagás.
La oferta de la Junta se trasladó al Cogitibu y, según Moreno, «hubo una fuerte división de opiniones y de votos en torno a un supuesto sesgo político del evento», que finalmente no tuvo el respaldo de los ingenieros técnicos industriales.
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