El atropello que sufrió Maruja en agosto de 2021 en uno de los pasos de peatones del Puente de Villanueva acabó con la vida de su perro y a ella la mantuvo varios días hospitalizada. Aquel susto llevó a la inmediata movilización de vecinos y veraneantes de esta urbanización que cobra vida cada verano y que se manifestaron por una mayor seguridad vial. El Ayuntamiento medinés les escuchó y acaba de sacar a contratación una inversión de 115.736 euros con la que habilitará tres pasos de peatones elevados, uno antes de la semirrotonda que da acceso a Miñón y Medinabella I, otro paso convencional ya existente, y un lomo de asno, además de eliminar las barreras arquitectónicas de la acera que recorre los 550 metros de la travesía.
Los más de 500 apartamentos construidos a comienzos de los setenta en el Puente de Villanueva están ocupados en su mayoría por quienes fueron sus primeros compradores, todos ya de edades elevadas, o por sus descendientes. Los primeros por su movilidad reducida, en muchos casos, y los segundos porque tienen niños, claman medidas que reduzcan la velocidad a la que circulan coches y camiones por la CL-628 de salida hacia Villarcayo o de entrada hacia el Puente de Villanueva y Medina. Yaplauden el nuevo proyecto.
«Están pasando a 80, 90 y 100 kilómetros por hora, sobre todo por las noches. Van como si no hubiera vecinos», describe Conchi García, portavoz de los vecinos y abanderada de sus movilizaciones con un grupo de veraneantes de toda la vida. «En invierno no hay vida y, lógicamente se acostumbran a pasar rápido, pero a partir de abril o mayo hasta octubre y noviembre subimos muchísimos vecinos de Bilbao, sobre todo, los fines de semana», recuerda. Sin embargo, la velocidad de la circulación sigue siendo elevada y en estos meses de verano, mucho más numerosa.
Muy contenta por la reacción municipal, García Martos aún recuerda el susto que se llevó hace dos décadas un niño en bicicleta y el de 2021. La portavoz vecinal lamenta la falta de civismo de los conductores que tampoco respetan a quienes esperan en los pasos de peatones. Otro de los problemas que no va a tener la solución de deseada, pero sí una intermedia, es que la mayoría de los vecinos quisiera un paso de peatones por la zona central. Por ella cruzan la travesía para ir a la panadería, a un lado de la carretera, o a la farmacia y la zona hostelera, al otro. Los dos únicos pasos de peatones de la travesía están en ambos extremos y pocos vecinos los usan, aunque algo más el que está de salida a Villarcayo, porque está cerca de la entrada a las piscinas.
A la aventura. Tras las obras, ahora en fase de contratación, y que tardarán solo un mes en ejecutarse, pasarán de tres a cuatro pasos de peatones, tres de ellos elevados. El nuevo paso, que además será elevado, se situará entre los dos actuales, pero no llegará a ubicarse exactamente en la zona central que más eligen los vecinos, porque coincide con entradas y salidas laterales, lo que lo haría muy peligroso. Los vecinos esgrimen que les da igual usar los pasos de peatones que lanzarse a la carretera, porque los vehículos tampoco los respetan. Con la reforma proyectada, al menos, coches y camiones se verán obligados a reducir a 50 km/h para superar los pasos elevados.
En la acera derecha en dirección a Villarcayo se construirán protecciones de acercamiento a la calzada, conocidas como orejeras, para que los conductores vean mejor a los peatones. Todos los pasos tendrán luminarias. Y en la parte izquierda de la calzada que carece de acera, los pasos de peatones concluirán en un acceso peatonal de hormigón impreso. En todos los casos se habilitarán rebajes para evitar barreras arquitectónicas. Los vecinos, muy contentos con el proyecto, también solicitan más limpieza en el barrio y que se proteja el rincón de la Virgen de Begoña.