Poza busca a los dueños de 3 almacenes reales de sal en ruina

S.F.L. / Poza de la Sal
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Entran en la Lista Roja de Hispania Nostra por su mal estado. El Consistorio valla uno de ellos para evitar accidentes

El Ayuntamiento de Poza ha vallado El Depósito -en la imagen-, pero no prevé actuar en La Magdalena y Trascastro. - Foto: Hispania Nostra

El Ayuntamiento de Poza de la Sal continúa con la difícil lucha por mantener las edificaciones en un estado aceptable, a pesar de que hay propietarios que hacen caso omiso a sus obligaciones. Entre en las que peor situación se encuentran destacan los tres almacenes reales de sal, ejemplos sobresalientes de arquitectura industrial y de la importancia que tuvo el producto en el comercio de los siglos XVI a XIX, todas ellas con riego inminente de desaparecer. La Asociación Hispania Nostra, que vela por el patrimonio del país, los ha incluido en su Lista Roja.

El Depósito, el inmueble más antiguo ubicado junto a los lavaderos próximos al casco histórico, lo levantaron durante el reinado de Felipe II, y requiere una restauración integral urgente, o por el contrario su derrumbe. Domingo Núñez, el alcalde del municipio, recuerda que hace años «intentaron comprarlo unos particulares» pero no consiguieron contactar con el dueño. Según la información de la que dispone, «que no es mucha», adelanta, «pertenece al Estado».

Los muros muestran el escaso mantenimiento al que han sido sometidos. La cercanía a un espacio tan turístico como es el complejo de las salinas -actualmente en obras de rehabilitación- han provocado que la corporación municipal tome medidas y además de vallar el recinto, ha colocado varias piedras de gran tamaño para «evitar que aparquen los vehículos», expone el regidor. Denuncia que hay personas que «retiran el cercado constantemente sin tener constancia de los peligros que conlleva estacionar debajo de la construcción o caminar junto a sus paredes».

Tanto La Magdalena como Trascastro presentan como principales características constructivas la fábrica de sillería y mampostería, y vanos de acceso de medio punto e imponentes dimensiones. Contaban con una doble función: el almacenamiento y habitación para los empresarios. Además,  ofrecían dependencias para el personal que los atendían, como el guardalmacén, los llenadores, el pesador, los mozos de faena y los dependientes o carabineros, encargados de la vigilancia. La Hacienda Real de los Borbones ordenó y financió su construcción en el siglo XIX, época en la que reinaba Carlos IV. Ambos se sitúan en los valles y su monumental aspecto continúa llamando la atención. No obstante, el avanzado estado de ruina es tal que Núñez calcula que la inversión en cada uno de ellos «superaría el millón de euros».

A pesar de que la situación es crítica y ninguno conserva el tejado (la estructura se mantiene en pie con dificultad?), «nadie ha contactado con el Consistorio ni solicitado permisos para actuar o simplemente saber sobre ellos», declara Núñez.

En la Bureba. La comarca alberga un rico patrimonio que también necesita un lavado de imagen. Entre ellos figuran el órgano barroco de Busto de Bureba y el de Briviesca, el Castillo de los Rojas (Rojas), las iglesias de Valdearnedo, Tamayo y Carrias, la ermita de Santo Toribio (Oña), la Capilla del Sagrario y el claustro del Convento de Santa Clara, en la capital burebana y el Monasterio de Vileña.