Un archivo blindado

R. PÉREZ BARREDO / Burgos
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La que fue cámara de seguridad del Banco de España es hoy el archivo de la Subdelegación del Gobierno. Mantiene la imponente puerta acorazada, que fue construida en Verona a mediados de los años 50 del pasado siglo

Imponente imagen de la puerta blindada que daba acceso a la cámara de seguridad del banco, hoy convertida en archivo. - Foto: Luis López Araico

Cuando empezó a funcionar, en junio de 1958, el Banco de España de la calle Vitoria -que es hoy la sede de de la Subdelegación del Gobierno- se hablaba de una sucursal modernísima y especialmente segura. Aunque no se ofrecían muchos datos, se decía que en el sótano se hallaban dispuestas la caja 'reservada' y las de alquiler con sus antecajas y resortes de seguridad. «Todas ellas y en especial la primera descuellan por su enorme capacidad e invulnerabilidad a base de cámaras férreamente acorazadas».

Nadie, salvo los únicos que durante medio siglo tuvieron permiso para hacerlo (el director, el cajero y el interventor) holló nunca esa impresionante caja blindada en la que se guardaban los dineros. 65 años después de su entrada en funcionamientoaccede a su interior este periódico, ya sin el encanto que habría tenido hacerlo cuando -cabe imaginar- se almacenaban fajos y fajos de billetes. Desde que es la sede de la Subdelegación del Gobierno, en los albores de este siglo, la estancia de la cámara acorazada es el archivo de esta institución.

Esta cámara de seguridad, realizada en Verona, se antoja inexpugnable por sus dimensiones, por el grosor de su puerta principal, inabarcable por una sola persona. No podía abrirse en cualquier momento: estaba programada y para poder hacerlo era imprescindible que tres personas con tres llaves diferentes accionaran a la vez el mecanismo luego de introducir los códigos. Esa sincronización indispensable permitía la apertura del gigantesco e imponente portón. Aunque desde que es archivo ya no se abre ni se cierra (se mantiene abierta) todos sus complejos mecanismos se mantienen intactos.

Toda la estancia está acorazada, no sólo la puerta, y además se encuentra aislada, esto es, todo su perímetro está recorrido por un estrecho pasillo. Por esta zona perimetral hacían rondas permanentemente. Se encargaba siempre un Guardia Civil, y como los cuatro pasillos contaban (ya se retiraron) con espejos colocados estratégicamente (con una inclinación de 45 grados), el agente de turno se veía la espalda a medida que hacía el recorrido.

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