La cooperativa de Caleruega suma y sigue. Su apuesta por el cultivo de lavanda va en aumento y ya alcanza las 200 hectáreas en el municipio ribereño, tras haber plantado 80 en los dos últimos meses.
Se convierte así, según su jefe de cultivos, Miguel Cebrecos, en el pueblo de toda la provincia de Burgos con más hectáreas de lavanda y lavandín, unas plantas que han adquirido en Francia y que les han supuesto una inversión cercana a los 140.000 euros.
Este proyecto, que arrancó en 2020 con unas 20 hectáreas y que el año pasado dio un salto exponencial al sumar otras 100, responde a varios factores. En primer lugar, buscar alternativas al sistema de cultivo intensivo de cereal. "Estamos esquilmando la tierra. Hay que darle un respiro", defiende Cebrecos. En segundo lugar, y, a su juicio más importante, el respeto hacia el medioambiente, ya que la lavanda no requiere el uso de herbicidas ni abonos químicos. A ello se añade que el lavandín atrae una gran cantidad de abejas en primavera y verano, lo que contribuye a polinizar los girasoles, las colzas y los cereales y así, sostiene, obtener mejores cosechas.
Cebrecos tampoco pasa por alto el reclamo turístico en el que se están convirtiendo las plantaciones de lavanda. Sin ir más lejos, el verano pasado hubo numerosos visitantes en las tierras caleroganas. De cara a esta temporada estival, la vistosidad de estos campos será mayor ya que entre las fincas de la cooperativa y las de algún particular han logrado sumar una misma zona de lavanda que abarca el centenar de hectáreas. "Cuando esté florecido será increíble. ¡Ver todos estos campos de lavanda es una bendición!", exclama al respecto.
Las plantas tardan entre uno y dos años en dar grano. Tras su 'sembrado', un proceso manual que han llevado a cabo tres trabajadores acoplados en el arado de un tractor, los operarios de la cooperativa proceden a pasar el rodillo, lo que protege la lavanda, como explica Cebrecos. Después, basta con controlar las malas hierbas.
El pasado septiembre cosecharon sus 20 primeras hectáreas y el resultado fue "espectacular" con unos 100 litros por cada una, que después vendieron a intermediarios para la elaboración de esencia.
Buscan ayudas. En paralelo, en la cooperativa estudian posibles subvenciones con la idea de construir una destilería y así englobar todo el proceso de fabricación. Su jefe de cultivos recalca que "se necesitan más ayudas por parte de las administraciones para crecer".
En total, la cooperativa La Burgalesa cuenta con cerca de 300 socios y gestiona unas 2.400 hectáreas, que incluyen fincas de trigo, cebada, girasol, colza y garbanzos.