Han sido más de 20 años de espera, pero el sector S-9 La Ventilla Oeste volverá de nuevo a la casilla de salida con el camino despejado después de que el acuerdo alcanzado por el Ayuntamiento con el urbanizador permita desbloquear su fallido desarrollo.
La distancia económica existente entre las partes se redujo hasta llegar a un acuerdo que satisface al área de Urbanismo representada por el concejal Juan Manuel Manso. El edil considera que la cantidad acordada es «adecuada» y ahora el acuerdo alcanzado deberá ser ratificado.
Finalmente, la administración local abonará la redacción del proyecto de compensación y del proyecto de urbanización, documentos que ya fueron aprobados en su momento y mantienen su validez. La ciudad desembolsará 220.000 euros, una cantidad bien recibida por el Ayuntamiento habida cuenta del problema que resuelve una vez visto los avatares surgidos por el camino.
Ambas partes disponen del margen de un mes para ratificar este pacto. De momento, ya se ha solicitado al Consejo Consultivo la retirada del expediente con la firme intención de solventar este asunto una vez se cumplan los últimos pasos administrativos.
La administración local movió ficha el pasado mes de abril al iniciar la resolución del contrato de urbanización adjudicado en 2002 a una UTE integrada por la cooperativa Luis Labín, Hormigones Sierra y Jacinto Lázaro, pero aquella apuesta nunca prosperó. De esta forma, quedaron atrapados 187.000 metros cuadrados en la zona que cubre la margen izquierda de la carretera de Logroño entre el puente del Bulevar y el barrio de La Ventilla.
Allí se previó levantar 730 viviendas, además de ganar nuevos viales y espacios públicos en una entrada a la ciudad que habría aumentado sus prestaciones y atractivo en plena zona industrial. La UTE costeaba los trabajos valorados entonces en 12 millones de euros y, a cambio, los propietarios del suelo -entre ellos la ciudad- debían pagar en aprovechamientos o en dinero su parte proporcional.
Hubo que esperar a 2008 para la aprobación definitiva del proyecto de reparcelación y desde ese momento los pequeños propietarios comenzaron a avalar, pero el paso del tiempo solo confirmó que en La Ventilla Oeste no se iba a mover un ladrillo. En 2011 la cooperativa Luis Labín entró en concurso de acreedores y en 2014 un juez decretó su liquidación.
Ante el cúmulo de circunstancias solo cabía desistir definitivamente del intento y por ello la UTE pidió la anulación del acuerdo ese mismo año. Así comenzó otra fase que no tardó en encallar para congelar el futuro del S-9 a lo largo de la última década. La entrega del suelo, los avales y otros pagos como el IBI complicaron al máximo una resolución ya planteada por el PP en 2015 por mutuo acuerdo y que también quedó en una vía muerta ante las altas compensaciones planteadas.
En el último mandato, con el PSOE al frente de Plaza Mayor 1, el área de Urbanismo reconocía que el del S-9 era un expediente «muy complejo» de resolver por el camino más largo y por ello el actual equipo de Gobierno optó por llevar la resolución unilateral del contrato al Consejo Consultivo.
Una medida drástica que invitó a las partes a acercar posturas y protagonizar un último intento para llegar a un acuerdo. Así, el pacto alcanzado en los últimos días evita la tramitación del expediente por el Consultivo y resuelve una situación con muchas aristas y atascada durante dos décadas.
Mientras tanto, el Ayuntamiento mantiene el contacto con el resto de los propietarios del suelo que da forma al sector S-9 La Ventilla Oeste. En el momento en el que se ha resuelto el sistema del urbanizador comenzará de cero un nuevo camino con el sistema de compensación para explorar nuevos caminos que permitan desarrollar esta entrada de la ciudad.
«Buenas noticias». Este movimiento positivo se une al impulso protagonizado en el sector Monte de La Abadesa. Si el S-9 se desbloqueará de forma inminente después de dos décadas congelado, el S-22 aumentará la escasa reserva de suelo industrial existente al reactivarse el plan diseñado en el lejano 2001. La tramitación del proyecto de urbanización del sector permitirá la creación de 2,2 millones de metros cuadrados de suelo industrial y terciario en la capital. «Son buenas noticias», indica Manuel Manso.