El taladro resuena en la parte vieja de Miranda de Ebro desde hace horas, pero de momento no han conseguido encontrar más que hormigón entre las cuatro paredes del templo evangélico donde la Policía Nacional cree que podría estar oculto el cuerpo de Marisa Villaquirán, la mujer desaparecida hace más de 20 años en la ciudad.
La búsqueda se ha iniciado hoy, antes de que amaneciera, en un edificio de la calle Las Escuelas contiguo al de la familia del exmarido de Marisa, condenado a 14 años y 4 meses por su detención ilegal y principal sospechoso de su muerte, extremo que no se ha podido probar hasta ahora al no existir ni cadáver ni confesión.
La zona permanece acordonada desde primera hora de la mañana y solo tienen acceso a ella los efectivos policiales, la comisión judicial y los pocos mirandeses que residen en el casco viejo, donde muchas casas se encuentran en mal estado y abandonadas.
La Policía Nacional ha desplazado efectivos de una de sus unidades cinológicas, con guías y perros especializados, y además un equipo portátil de rayos X, entre otros medios tecnológicos. Hasta el momento, nada parece haber dado resultado positivo.