A la ejecución de la autovía A-12 entre la localidad riojana de Santo Domingo de la Calzada y la burgalesa de Villamayor del Río le quedan aún muchos capítulos. Aunque la obra debería haber culminado el pasado marzo, 36 meses después de iniciarse su construcción, un modificado de obra ha alargado su finalización y encarecido su coste.
El primer verano con el plazo extra se vive estos días en la frontera entre ambas regiones con un ritmo de trabajo dispar. La UTE adjudicataria se afana en estos momentos en conformar los dos enlaces pendientes: si bien el de Santo Domingo de la Calzada está prácticamente proyectado, ahora se trabaja en el de Grañón -más incipiente- y en el que dará acceso a localidades burgalesas como Castildelgado, Bascuñana o Redecilla del Camino.
Es precisamente este el que está algo más avanzado, con el paso superior ya ejecutado y las dos rotondas anexas planteadas. Esta semana se ha imprimido una primera capa de cal en una de ellas para asentar el terreno. Este es el actual epicentro de los esfuerzos de los contratistas. En el del territorio riojano (Grañón) se está empezando con la cimentación y de la estructura superior que permitirá salvar el trazado de la N-120. Del mismo modo, ya se ha ejecutado el desvío para que los vecinos de dicha localidad puedan acceder y salir de su municipio. Se trata de uno de los puntos más complejos de la construcción de esta infraestructura.
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