Se frena por primera vez en 5 años el consumo de ansiolíticos

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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La población burgalesa utilizó en 2023 un total de 297.785 envases de este psicofármaco que se usa para mitigar síntomas de ansiedad, angustia y otros trastornos del estado del ánimo

Los motivos de consulta de los pacientes que consumen psicofármacos son ansiedad, depresión y trastornos del sueño. - Foto: Valdivielso

En el último lustro (de 2019 a 2023) el consumo de ansiolíticos -psicofármacos que mitigan los síntomas de ansiedad, angustia y otros trastornos del estado de ánimo- no ha hecho más que crecer en la provincia de Burgos. Solo en 2023 este permanente incremento se ha frenado en alguna medida, a tenor de los datos ofrecidos por Sacyl. El año pasado su dispensación con receta alcanzó un total de 297.785 envases, lo que supuso un ligero descenso, del 1,1%, con respecto a los datos del año anterior. En 2020, el año de la pandemia, se incrementó su consumo en un 5,6% con respecto al 19; en el 21 siguió subiendo aunque menos, un 3,45%, y del 21 al 22, un 0,3%. El gasto total de estas pastillas en el último año fue de 571.033 euros.

Este primer descenso en cinco años en el número de envases consumidos resulta una puntual excepción en una población, como la del resto de la comunidad autónoma y del país, en la que está muy extendido el uso de tranquilizantes, hipnóticos, sedantes y antidepresivos, tal y como indican los profesionales de la Red Centinela Sanitaria de Castilla y León, grupo que acaba de publicar los resultados del tercer estudio que se hace sobre el consumo de estos medicamentos en la comunidad autónoma. Los anteriores se llevaron a cabo en 1990 y en 2007, periodo en el que se evidenció una disminución global de la prescripción. 

Esta red, conformada por más de 300 profesionales sanitarios de atención primaria de toda Castilla y León que están incorporados a ella de forma voluntaria, es un sistema de información, vigilancia en salud pública e investigación epidemiológica que pone el foco en conocer las enfermedades y hábitos más relevantes de la ciudadanía para constatar cuáles merecen una atención específica por parte de los responsables de la política sanitaria de cara a elaborar campañas de promoción y prevención en enfermedades crónicas y agudas, problemas sociosanitarios, factores de riesgo y otros determinantes que influyen en la salud de la población. 

A lo largo de todo el año 2023, los profesionales registraron en sus consultas todas y cada una de las nuevas prescripciones semanales de psicofármacos y la primera renovación de las mismas «con el fin de describir la población que los consume de forma habitual», como se explica en el trabajo Demanda y prescripción de sedantes y antidepresivos, que se acaba de publicar en el último informe de la Red, que data del pasado mes de junio. Incluyeron en el estudio cualquier prescripción o demanda por parte de los pacientes de fármacos incluidos en el grupo de los ansiolíticos, hipnóticos y sedantes y antidepresivos. 

En el caso de estos últimos, su utilización sigue creciendo cada año en la provincia de Burgos aunque en menor medida. Así, los 335.189 envases que fueron prescritos y dispensados con receta el año pasado suponen un 3,7% más que los de 2022, cuando se incrementó un 4,5% la cifra con respecto a la del año anterior, que ya había supuesto un aumento del 3,35% con respecto al 2020. En ese año, traspasado por la covid, el consumo de estos psicofármacos subió un 2,8%. Un antidepresivo es un medicamento que se utiliza para aliviar los síntomas de la depresión pero que también suele indicarse, como señala la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, en casos de ansiedad grave y ataques de pánico, trastorno obsesivo compulsivo, dolor crónico, trastornos de la conducta alimentaria y trastorno de estrés postraumático. La factura de estos medicamentos alcanzó los 4,6 millones de euros. En cuanto a otros psicofármacos, se prescribieron 11.990 envases de antipsicóticos, utilizados para tratar a las psicosis, un síntoma de enfermedad mental grave como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, y otras condiciones como la demencia, con un coste de 5,8 millones, y 120.872 de hipnóticos y sedantes, que costaron 312.800 euros.

Demanda «muy alta» y femenina. La principal conclusión de la investigación realizada por la Red Centinela es que la demanda y prescripción de sedantes y antidepresivos en Castilla y León «es muy alta e indicativa del problema de salud pública que suponen algunos trastornos mentales relacionados con la ansiedad o el estado de ánimo». Las mujeres presentaron el mayor porcentaje de casos tanto en las renovaciones de prescripciones anteriores (69,9%) como en las nuevas indicaciones médicas (65,8%), algo que se mantiene en el tiempo porque ya ocurría en 2007, según la investigación que se hizo entonces: «La tendencia respecto a la edad es también consistente en ambos estudios, en las mujeres la utilización de medicamentos psiquiátricos comienza a edades más tempranas y disminuye con el tiempo, mientras que en los hombres, se observó un aumento en su uso a medida que avanza la edad».

Los psicofármacos mayoritariamente prescritos en la comunidad autónoma a lo largo de 2023 fueron los ansiolíticos seguidos de los antidepresivos, y el perfil del paciente coincide con una mujer de más de 65 años, pensionista y que vive acompañada. En el 58% la iniciativa de solicitar un tratamiento de este tipo partió de la propia paciente y en el 11,9% de los casos no se renovó la medicación. 

La tasa de nuevas prescripciones fue de 3.812 casos por cada 100.000 habitantes y mayor también, casi el doble, en mujeres (4.901 frente a 2.662 casos de varones). Se observó, además, una mayor incidencia en los meses de febrero y junio y la menor, en enero, septiembre y diciembre. Los motivos de consulta fueron en este orden síndrome ansioso, síndrome depresivo, trastorno del sueño, otros síndromes psiquiátricos y otros no relacionados con patología mental.