Puede que la pandemia, o las redes sociales. O simplemente la inmediatez que reclama la sociedad actual. Son muchas las causas de una evidencia: cada vez hay más menores que acuden a la consulta del psiquiatra con patologías como la ansiedad o la depresión. Y lo que es peor, muchos la gestionan con autolesiones e intentos de suicidio que derivan en un ingreso psiquiátrico forzoso, tal y como reconocen desde la Fiscalía Provincial de Burgos, donde no ocultan su preocupación por esta tendencia.
El incremento es ahora muy evidente, pero lo cierto es que ya son varios años en los que los internamientos no voluntarios decretados por los juzgados no han parado de crecer. «No sabría decir si ha coincidido con la pandemia o ya comenzó antes, pero esta tendencia es evidente», manifiesta María Ángeles Benito, fiscal delegada de la jurisdicción Civil, incluida la protección de las personas con Discapacidad y Mayores en Burgos. Tras más de diez años ocupándose de este tipo de casos, ha sido testigo de un cambio de tendencia en el caso de los adolescentes. «Antes lo habitual en los ingresos eran los trastornos en las conductas alimenticias (anorexia, bulimia, etc.), pero ahora lo más habitual son los intentos autolíticos», añade.
Fuentes del servicio de psiquiatría del Hospital Universitario explican que las autolesiones no tienen por qué tener como objetivo final el suicidio. En ocasiones, son cortes realizados con los que «gestionan su ansiedad». No obstante, estos episodios ya denotan unas conductas que pueden derivar en un ingreso forzoso. Para que esto ocurra, explica la fiscal, debe haber informes forenses, de los servicios médicos y contar con la opinión del Ministerio Público antes de que los magistrados tomen la pertinente decisión.
(Más información, en la edición impresa de este sábado de Diario de Burgos o aquí)