Han sido unos días muy intensos para los ebrovisivos. 34 conciertos en tres días se dice pronto, pero una vez que el telón se ha bajado es hora de hacer valoraciones. La Asociación Amigos de Rafael Izquierdo está muy satisfecha con el resultado. «Todo ha salido bien, no ha habido ningún incidente y la gente ha disfrutado mucho», expresaba ayer Ramiro Molinero.
El objetivo en cuanto a público sí se ha conseguido porque, de nuevo, y al igual que el año pasado, alrededor de 14.000 personas han participado en este festival que se ha preparado en muy pocos meses, prácticamente a partir de mayo. «Ha sido un año complicado, ha ido todo muy a contrarreloj», describía. El problema era la «incertidumbre» sobre si las administraciones y otras entidades colaboradoras se iban a volcar o no. Las ayudas se redujeron notablemente y, pese a todo, la organización quiso que su cartel fuera de altura. «Si realmente quieren o ven que es necesario hacer este festival hay que ponerse desde ya a trabajar en la edición de 2013 porque cada vez hay más competencia y no puedes arrancar un festival y una programación un par de meses antes, eso es inviable», considera Molinero, consciente de que Ebrovisión 2012 termina con déficit porque «es muy difícil llegar a cubrir los 250.000 euros que hay de presupuesto por muchas entradas y bonos que vendas y encima la gente, por desgracia, tiene menos dinero para gastar en las barras y eso se nota».
De cara al próximo año no van a «tirarse a la piscina» como han hecho en esta edición. Esperan una «apuesta clara» por parte de las instituciones, «que nos digan desde el principio si va a haber partida económica y cuánto». La «repercusión mediática» de esta cita, así como los beneficios económicos que deja en la ciudad (se ha calculado en unos 800.000 euros), «debería valorarse» por parte de las instituciones.
5.000 personas el sábado
La asistencia a este último festival fue creciendo conforme pasaban los días y lo bueno, apuntan, es que «se veía que había mucha gente de Miranda, más que otros años». Si ya el jueves hubo bastante ambiente en la Fábrica de Tornillos y el viernes la afluencia de público fue notable en el Multifuncional, en la noche del sábado la instalación de Bayas se llenó con «cerca de 5.000 personas». «El sábado fue un gran día. Cada grupo de la noche se fue contagiando de lo bien que lo había hecho el anterior y fue genial cuando al final se subieron miembros de otras bandas al escenario. Eso me emociona porque no había vuelto a pasar desde el primer año», reconoce Molinero.
La comida popular, con «unas 1.500 personas» en la plaza de España, se ha convertido en uno de los «puntos fuertes» del festival. En cuanto a la acampada, el pabellón del polideportivo estuvo completo y algunos valientes también montaron la tienda fuera.