«Fue muy emocionante. Es difícil encontrar las palabras para describir lo que sentí». A 7.000 kilómetros de distancia, la voz de Lourdes Gabriela Suárez suena nítida. Cubana de nacimiento, convertida hace varias décadas al judaísmo, reside en Miami, desde donde responde a la llamada de este periódico para evocar la visita que realizó a Burgos hace unas pocas semanas; un viaje que puede considerarse largo, pero que en su caso adquiere proporciones de epopeya, casi de odisea mítica: una que se ha prolongado durante más de 600 años, porque el suyo ha sido un periplo a través de la sangre, de la genealogía: Lourdes Gabriela está emparentada con los Ha-Levi, poderosa estirpe hebrea arraigada en Burgos desde el siglo XIV. Esta mujer desciende directamente de María Núñez Ha-Levi, hermana de aquel Salomón Ha-Levi que fue gran rabino de la capital castellana, posteriormente convertido al cristianismo con el nombre de Pablo de Santa María, que fue obispo primero de Cartagena y más tarde de Burgos.
La realidad, siempre empeñada en superar cualquier ficción, ha vuelto a hacerlo: existe desde hace cuatro años una novela sobre esta familia burgalesa de judíos conversos de los siglos XIV y XV y su proyección en el tiempo hasta la actualidad. En esa obra, La esposa del rabino, la esposa del obispo, que se centra en la vida de la mujer de Salomón Ha-Levi -rabino que luego fue teólogo, capellán real, consejero real, escritor e historiador-, aparece el personaje de esa hermana, María, que sería madre de cinco hijos tras desposarse con un miembro de la rica familia de mercaderes que fueron los Maluenda. De esa unión desciende, diecisiete generaciones después, Lourdes Gabriela Suárez.
La citada novela se centra en la historia de la mujer de Salomón, Joana Ha-Levi, que no quiso abandonar su fe y en cómo, en el siglo XXI, otra rastrea en busca de arrancarla de las fauces del olvido. Algo similar, sin saberlo, ha estado haciendo durante años Lourdes Gabriela, bogando en archivos hasta dar con el inicio de su linaje, acreditado en dos volúmenes a los que ha dado carta de naturaleza la mismísima Biblioteca Nacional de Israel.
«Fueron muchas emociones. Yo me convertí al judaísmo hace casi cuarenta años. Y hace unos 25 años, el Miami Herald realizó un artículo sobre mi familia más inmediata, los Zayas, que es una de las 33 familias fundadoras de Cuba. Aunque yo ya entonces era judía, en aquel artículo aparecía una referencia familiar más antigua que remitía a los Ha-Levi, aquellos judíos que se convirtieron al cristianismo. Fue entonces cuando empecé a indagar en mis orígenes, que están en Burgos. Así que haber visitado esa ciudad ha sido para mí algo muy importante. Ha sido todo una cosa del destino, porque se han dado muchas conexiones», explica.
(El reportaje completo y más fotografías, en la edición impresa de este domingo de Diario de Burgos)