Esa especie de tienda de campaña en forma de cono, el tipi, es el elemento elegido para bautizar al nuevo programa que ponen en marcha las fundaciones Caja de Burgos y La Caixa para hacer de la cultura una herramienta de inclusión que sirva, además, para experimetnar y reflexionar. "La cultura, como ya sabéis, tiene muchas bondades y no creo que sea necesario detallarlas, pero sí que es verdad que hace que las personas sean más flexibles, más creativas, que aporta múltiples beneficios a nivel tanto individual como colectivo y nos hace enfrentarnos al mundo real desde otra perspectiva. Y ese es el punto de partida del programa Tipi, la cultura como eje transformador, y la cultura como eje transformador para los jóvenes", ha explicado Beatriz Rodríguez, responsable del área de Cultura de la Fundación Caja de Burgos. "Los objetivos del proyecto son dotar a los jóvenes de esas herramientas de transformación social y que a través de la experimentación y la reflexión sobre el arte en general, artes escénicas, música y artes plásticas, puedan ir alcanzando algunas habilidades que les permitan convertirse en los protagonistas de su propio aprendizaje. En este proyecto cada uno de ellos sacará un aprendizaje, una reflexión y ayudarán al resto a llevar el proyecto por donde a ellos les interesa", ha añadido.
En su primera edición el proyecto, que tiene una duración de dos años, trabajará con cuatro entidades sociales: Burgos Acoge, ACCEM, Fundación Secretario Gitano y Juan Soñador, que acudirán con jóvenes de entre 12 y 17 años. Se llevará a cabo en dos espacios concretos: el CAB y Cultural Cordón y aprovecharán la programación cultural que ofrece la entidad como exposiciones, conciertos, relación con artistas locales y foráneos, etc. Con una frecuencia de al menos un actividad al mes, durante el primer año dos de esas entidades trabajarán en el CAB y las otras dos en Cultural Cordón, para intercambiarse al año siguiente, de manera que "todos van a poder vivir la misma experiencia. La misma experiencia entre comillas, porque cada uno de ellos vivirá su propia experiencia".
El eje vertebrador de este primer ciclo va a ser el retrato y el autorretrato y, por otro lado, el color: cómo se ven ellos, cómo creen que les ven los demás o cómo ven al de enfrente, y en cuanto al color, lo mismo sirve para hablar de razas que de la elección que hacemos para vestirnos o cómo decoramos nuestra casa, en el sentido de que algunas veces se utiliza con un sentido positivo y otras con connotaciones erróneas. De ahí saldrá un trabajo creativo cuya intención es que se pueda exponer públicamente.
En esta primera edición se trabajará con grupos de entre 15 y 17 personas acompañados de un educador por cada entidad social. Pero necesariamente no tienen que ser siempre los mismos: "Es un proyecto vivo. Cuando finalice el programa dentro de dos años habrán pasado muchos más, sin olvidar que hay que tener en cuenta también toda esa repercusión que habrá a nivel social con el resto de los usuarios de las entidade". Y por supuesto su extensión a las familias y el entorno más cercano.