Cogieron ropa para tres días, llenaron de combustible tres furgonetas y se embarcaron en el viaje más peligroso y dramático de sus vidas. Tardaron 3 días en hacer los primeros 700 kilómetros, con el estruendo de las bombas cayendo no demasiado lejos. Ayer de madrugada, después de una semana entera recorriendo 3.000 kilómetros de carreteras europeas, la familia Campomar Hernando llegó a Burgos. Son 12 adultos y 13 niños que han dejado atrás su segunda patria para refugiarse en su tierra natal.
Veinte años atrás, los que ahora son abuelos se marcharon de misión católica al este de Europa. Allí vieron crecer a sus hijos y ahora disfrutaban de sus nietos, hasta que la invasión rusa les ha obligado a huir del peligro pensando en la seguridad de los más pequeños. Así lo explica Abraham Campomar, de 32 años, miembro del cuerpo técnico de la selección ucraniana de fútbol (cuya equipación oficial lleva puesta porque es de lo poco que ha podido traerse) y padre de tres niñas.
(El reportaje completo, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)