Los cucurrumachos de Navalosa (Ávila) o los jurrus de Alija del Infantado en León no fueron protagonistas este año de los carnavales más ancestrales de Castilla y León por las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia. Sin embargo, su pervivencia en el tiempo, su arraigo en los pueblos y su transmisión de generación en generación están más vivas que nunca al abrirse un debate en la Comunidad tras conocerse la incoación del expediente para declarar algunas de estas mascaradas como Bien de Interés Cultural (BIC) por la Consejería de Cultura.
Un debate abierto desde los propios municipios donde se celebran estas practicas culturales al que se ha sumado el ámbito político y que desde Cultura zanjan: «Todas son importantes y todas van a tener de alguna forma un reconocimiento por parte de la Junta».
La Consejería publicó el pasado 7 de abril el inicio del procedimiento para declarar las mascaradas como BIC de carácter inmaterial, es decir las manifestaciones populares y tradicionales de máscaras de Carnaval o vinculadas a fiestas como el Corpus Christi. En dicho listado se incluían 33 practicas de toda la región, pero enseguida surgieron peticiones desde localidades de Palencia, León o Ávila para sumarse a dicha protección. Una ampliación que también han exigido desde el Grupo Socialista en las Cortes, que ha registrado una Proposición no de Ley que se debatirá en el pleno del 27 y 28 de abril, y en la que piden a la Junta que incluya, al menos, otra treintena de mascaradas en dicha declaración.
«Ha habido polémica y eso es importante porque estamos haciendo algo que interesa a la gente», recalca el director general de Patrimonio de la Junta, Gumersindo Bueno, que insiste en que lo que ha publicado es el inicio del procedimiento tras una serie de estudios y documentación «para tomar la decisión definitiva una vez que se haga participe a la sociedad». «Ahora se posibilita un periodo de reflexión y debate sobre el alcance, arraigo, pervivencia, continuidad en los procesos de recuperación y localización de algunas de estas practicas culturales», añade Bueno, que ratifica que todavía están «a tiempo» de recibir información, mejorar el expediente e incluir otras mascaradas que se vean a lo largo de este periodo de exposición pública como «relevantes».
Transmisión
El director general de Patrimonio defiende que el objetivo es «identificar» las mascaradas «que tienen una tradición, que se han mantenido de generación en generación y han llegado hasta ahora». «Se nos acusa de alguna forma de no recoger algunas que se han recuperado recientemente, pero en este incoación a lo que vamos es a la esencia del patrimonio inmaterial», apunta.
Cultura mostró su disposición a estudiar todas las manifestaciones que se presenten, «aunque habrá que estudiarlas» y valorar su declaración, para lo que se podrá optar por diferentes fórmulas: escoger aquellas con una tradición mayor y con una transmisión desde antiguo más claras y esas declararlas BIC, mientras que hay otras que aparecerán como inventariadas, y hay otras que pueden incluirse en la base de datos de patrimonio cultural. «La gente debe entender que no se puede dar el mismo reconocimiento a todas las expresiones culturales», señala.
«Lo importante es que se está poniendo el patrimonio inmaterial en el centro de la reflexión, estaba un poco abandonado y se demuestra que genera mucho interés en la sociedad», indica Bueno, que detalla que se seguirá por esta línea de trabajo protegiendo otros bienes inmateriales de la Comunidad y adelanta que la próximas serán las danzas del paloteo que se recrean en muchos pueblos y que está en la fase de conclusión de los estudios.