El último concurso para asignar plazas en la Policía Nacional ha incluido en el caso de la Comisaría de Miranda un total de 15 puestos para agentes, lo que implicaría una cobertura cercana al 100%, otra vacante para cerrar la única que queda libre en el nivel de oficiales y dos más de la escala de subinspectores, en la que tan solo quedaría un espacio sin ocupar. Si se lograra terminar este proceso con todas esas plazas llenas, en la ciudad del Ebro prácticamente no habría vacantes, según el catálogo que todavía está vigente. Así lo explican desde elSindicato Unificado de Policía (SUP), aunque al mismo tiempo reconocen que la falta de incentivos para mantener a los actuales efectivos pone en peligro que el resultado final sea tan positivo.
Según apuntan desde la delegación regional de esta agrupación de agentes, el nivel de cobertura definitivo «es imposible conocerlo hasta que se resuelva el concurso, porque hasta entonces no se sabrán las peticiones que hay para irse de Miranda». Conforme a su descripción, será a finales del próximo mes o a principios de mayo cuando se pueda descubrir «si hay una tasa de reposición positiva o negativa». Eso sí, recuerdan que los antecedentes no resultan demasiado esperanzadores, ya que en 2023 «se fueron unos y vinieron otros», de tal manera que la plantilla «quedó a la par de como estaba». O lo que es lo mismo, mantuvo en torno a dos decenas de puestos vacíos.
En elSindicatoUnificado tienen claro que esta excesiva movilidad que golpea a Miranda se alza como un verdadero inconveniente para el correcto funcionamiento de la Comisaría local. Según explican desde la delegación de Castilla y León, «si hay personas que están un año ya consiguen adaptarse a la dinámica de trabajo de la ciudad y pueden conocerla» pero apuntan que «cuando ya están asentados, muchos tienen el pensamiento de irse de aquí». En este sentido, destacan que hay una clave que no puede olvidarse, pues recuerdan que «mientras esté Vitoria a tiro de piedra vamos a tener ese problema».
Precisamente por ese motivo insisten en que se necesitan incentivos para garantizar que los agentes, oficiales y subinspectores que ya trabajan en la ciudad del Ebro opten por continuar en ella durante estancias más prolongadas. Según relatan, «sobre todo con Miranda, donde la gente está menos asentada y se nota que es una plantilla de paso, se ha requerido en alguna ocasión que haya algún aliciente para que la gente se quede». El Sindicato Unificado de Policía aclara que «ya no es que se pida una cuestión económica, porque igual es inviable, pero sí se podrían dar algunas facilidades u otras cosas en cuestiones como el baremo».
A modo de ejemplo, desde el SUP describen que si en el concurso del Cuerpo para suministrar profesionales a la Comisaría de Miranda «se recibiera un punto más de baremo, que beneficia entre otras cosas para los ascensos, igual eso permitiría que hubiera agentes que escogerían este destino y se quedarían al menos durante cuatro o cinco años».
En cualquier caso, las solicitudes realizadas por el sindicato han caído en saco roto. Pero no son las únicas que no han terminado de cuajar. Según apuntan desde la delegación regional, cuando se presentó «el borrador del concurso general se pidió que se convocara el 100% de la plantilla y, en concreto, en Miranda se pedía que aumentará una plaza más y otras cuatro de escala básica». Y es que desde la agrupación recuerdan que debería intentarse por todos los medios que no existiera ni una sola vacante en el Cuerpo Nacional de Policía, básicamente por el hecho de que, de por sí, «el catálogo está un poco desfasado» y ya no cubre plenamente las necesidades de un municipio que supera los 36.000 habitantes.
Sube un 10% la criminalidad. Y además, las infracciones penales han vuelto a incrementarse en 2023, concretamente un 10% hasta superar las 1.400, cuando en 2016 la cifra no llegaba al millar, según el balance de criminalidad del Ministerio del Interior. Los delitos contra la propiedad encabezan las subidas, mientras que el tráfico de drogas se ha estabilizado y los delitos de lesiones bajan ligeramente. Suben los delitos contra la libertad sexual y se disparan las ciberestafas.