Fue la suya una donación generosa, un acto de amor absoluto por su tierra. Cuando el Museo de Burgos recibió un ingente fondo del gran Luis Sáez, el artista inimitable, se frotó las manos: aquello era un tesoro formidable que había que exhibir de la mejor manera posible, como no podía ser de otra manera dada la magnitud de la ofrenda. Así, se tuvo claro desde el principio, con compromiso incluido (la cesión de las obras se produjo en 2009, un año antes de la muerte del pintor), que en la ansiada y necesaria ampliación del centro ese fondo tendría un protagonismo absoluto. Marta Negro, directora delMuseo de Burgos durante todos estos años y hasta hace unos meses, siempre defendió que así sería, pero la obstinada realidad está truncando la promesa que se le hizo al artista de Mazuelo de Muñó.
Año tras año, la Junta de Castilla y León, hoy gobernada por PP y Vox, exhibe un desprecio absoluto hacia el Museo de Burgos, que no termina de recibir de la administración regional la inversión que se requiere para ejecutar el proyecto (realizado hace ya unos años) de la ampliación. Ese continuo desaire está condenando al olvido a uno de los artistas nucleares de la historia de la pintura contemporánea en Burgos, lo que no deja de ser un escándalo y un bochorno amén de una contradicción: la propia Junta de Castilla y León otorgó en 1991 al pintor burgalés el Premio Castilla y León de las Artes.
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