Romanos y ricos en Sasamón hasta el siglo V

P.C.P. / Burgos
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Los arqueólogos hallan cerámica sigillata fabricada en esa época en el Valle del Duero, «la vajilla de lujo para las visitas», junto a la colegiata. En otro sondeo han aparecido restos de 7 individuos más modernos

Los trabajos se localizan en La Era, junto a la colegiata de Sasamón. Hoy hay una visita guiada (11 horas). - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

La Sasamón romana estuvo habitada por familias con poderío económico al menos hasta prácticamente su declive y abandono. El equipo de arqueólogos ha encontrado en la campaña que acaba de concluir fragmentos de un cuenco de cerámica sigillata decorado fabricado en el Valle delDuero en el siglo V, «la vajilla de las visitas» de personas «con dinero», detalla gráficamente José Manuel Costa-García (Universidad de Salamanca), que junto con Jesús García Sánchez (Instituto de Arqueología de Mérida-CSIC) dirige estas excavaciones y que hoy se despide con una visita guiada, a partir de las 11 horas.

«Se sospechaba con anterioridad que en el siglo IV esto ya estaría bastante decaído», apunta Costa-García, pero los restos de este «cuenco de lujo» cambian el planteamiento. «Este tipo de piezas nos está indicando que aquí hay gente que tiene la capacidad de comprar y de importar cosas, y de consumir» en los siglos IV, V y VI, por lo que aún sigue siendo una ciudad importante, aunque «ya a una escala mucho menor de lo que sucedería en los siglos I, II y III, cuando era la capital de toda esta comarca», ahonda.

En La Era, una parcela junto a la colegiata de Santa María la Real donde se centran los trabajos para conocer el origen de Segisamo desde el siglo I a.C. y su evolución hasta desaparecer, se han realizado otros hallazgos. Una pequeña moneda de bronce muy deteriorada en el suelo -de la que se ha podido extraer información gracias al trabajo de laboratorio de Laura Romero- ofrece pistas para datar la callejuela que cruza la parcela en sentido este-oeste y saber que «no se pudo construir en ningún caso antes de finales del siglo III d.C.», apuntan. La hipótesis que barajan, explica Costa-García, lleva esa obra a los siglos XVI y XVII, cuando se abandona San Miguel de Mazarreros -despoblado del que solo queda el emblemático arco de la iglesia- y sus vecinos son recolocados en estos terrenos, puesto que ambos lados han aparecido restos de estructuras, que podrían ser casitas. De este modo, el pavimento de piedras apisonadas podría ser la vía principal de un nuevo poblado 'chabolista' o periférico de la villa principal en los inicios de la Edad Moderna.

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