Iberdrola testea estos días la situación real de los cables que forman parte de una línea eléctrica en las inmediaciones de la localidad burgalesa de Briviesca mediante la ayuda de un octocóptero gestionado con control remoto -de ocho hélices-. Se trata de una experiencia piloto con este aparato, más conocido como dron, que podría ser una realidad próximamente si los resultados son óptimos. Esta medida ayudaría a prevenir en seguridad laboral, además de cortes de luz al consumidor para revisar las líneas y anticiparse a las averías.
De momento, la prueba se realiza sobre 17,5 kilómetros de una línea eléctrica sostenida sobre 92 apoyos o postes. El aparato, conducido por un técnico de la firma, cuenta con una cámara flexible que graba todo lo que avista allí arriba y lo guarda en un disco duro, además de ofrecer una visión en directo que llega a otro punto controlado por un operador de cámara. “Nos permite ver las posibles averías, si falta alguna tuerca o un pasador de la cadena que engancha con los cables. Pero también conocer los puntos calientes mediante una prueba de termografía para detectar cargas de la línea. Lo habitual es que se encuentren entre 26 y 30 grados centígrados.
Así, mientras el dron se eleva por encima de las cabezas de los operarios, siempre con respeto a las medidas de seguridad oportunas, lo primero que hace su pequeña cámara integrada es localizar el número de apoyo, para después mantenerse a una distancia de entre cinco y seis metros de distancia del poste y poder comprobar con certeza la situación del cableado a esa altura. En tres minutos, el apoyo está comprobado.
Eduard Monteira (d.) es el piloto del octocóptero y Óscar Soto, el operador de cámara. Su cometido en cada revisión es estar atento a las imágenes de vídeo que el aparato envía una vez que está en lo más alto, sobrevolando el poste. - Foto: Miriam Chacón Sin embargo, al tratarse de una tecnología en pañales existen aún diversas desventajas. Tal y como detalló Eduard Monteira, piloto de dron, el tiempo de la batería no supera los ocho minutos -y se tardan 45 en cargarla de nuevo-, lo que complica el tratamiento en apoyos altos, si bien son cuestiones que mejorarán con el tiempo. Ocurre lo mismo con las condiciones meteorológicas. Así, el octocóptero no volará en días de lluvia ni tampoco cuando se registren velocidades de viento superiores a 25 o 30 kilómetros por hora. Además, cuando los termómetros marcan temperaturas muy veraniegas, los operarios deben tener en cuenta que el aparato consume más batería.
Monteira recordó que en estos momentos se encuentran a la espera de la normativa que regulará el pilotaje de aparatos controlados de forma remota. Además, legalmente necesita un certificado para poder volar de forma profesional.
Todo queda en vídeo. Junto a Monteira, su inseparable operador de cámara, Óscar Soto. El trabajo de uno no sirve sin el del otro. Soto explica que su cometido en cada revisión es estar atento a las imágenes de vídeo que el aparato envía una vez que está en lo más alto, sobrevolando el poste. Es en ese momento cuando él puede manejar la cámara incorporada y utilizar el zoom para buscar con detalle posibles fallos, desgaste o que los aislamientos estén bien. Eso sí, si alguna de estas piezas no se encuentra en buen estado, será necesario arreglarlo en altura, con técnicos que escalen al apoyo.
El jefe del sector de Burgos de Iberdrola, Eduardo Javier Jubindo, explicó que la firma “aprovecha estas tecnologías que ahora salen al mercado para crear sinergias”. Además, añadió, es coherente con los tres apartados básicos de la política de la empresa: la seguridad laboral, “pues este aparato evitar una revisión en altura de un operario y permite ver zonas del cableado imposible de hacerlo antes”, medio ambiental y la calidad, pues “se anticipa a las averías y mejora el servicio”.
Jubindo vaticinó que en función del análisis y éxito que tenga esta experiencia se intentará expandir al resto de líneas para labores de mantenimiento.
Iberdrola, que revisa el cien por cien de sus líneas una vez cada tres años, a no ser que se realice alguna campaña especial en “lugares críticos de carga”, donde se ejecuta una vigilancia de forma especial en invierno y verano.