Borrón y cuenta nueva al frente de la Junta de Castilla y León. Vox consumó este jueves su 'ultimátum' al PP y oficializó su salida del Gobierno autonómico 24 horas después del comunicado de Santiago Abascal en el que ya dejaba entrever la liquidación del pacto en la Comunidad bajo el argumento de que la Junta había aceptado el reparto de los 21 menores migrantes. «Los acuerdos regionales están rotos, retiramos el apoyo parlamentario y nos pasamos a la oposición», sentenció el líder de Vox este jueves durante una rueda de prensa que llegó con 90 minutos de retraso y en la que el exvicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, posaba junto al propio Abascal, que anunció que los cargos de Vox irían anunciando sus dimisiones en cascada.
Decisión con efectos inmediatos que se traduce en la salida de García-Gallardo y sus tres consejeros y la consiguiente quiebra del primer Ejecutivo autonómico de coalición PP-Vox en España y el segundo entre dos partidos en Castilla y León. El otro efecto inmediato de la salida de Vox de la Junta de Castilla y León es que Alfonso Fernández Mañueco, por primera vez en cinco años, tendrá el control total del Gobierno autonómico para marcar, ya sin el corsé de Ciudadanos primero, y luego Vox, las líneas maestras para la acción del poder Ejecutivo.
En el ámbito local, aunque Abascal, se refirió únicamente en su comparecencia a los acuerdos regionales, la falta de más información provocó que en la capital burgalesa, el vicealcalde, Fernando Martínez-Acitores, se limitara a afirmar que «mañana (por hoy) acudiré a trabajar al Ayuntamiento como todos los días» y a «respaldar la decisión de mi partido».
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