La investigadora de origen australiano Samantha Brown lidera el Grupo de Arqueo y Paleoproteómica de la Universidad de Tübingen (Alemania) -donde puso en marcha su laboratorio- y es experta en una técnica por la que es posible identificar las proteínas que se conservan en un hueso y detectar después a qué animal pertenecen (Zooarqueología por Espectrometría de Masas, ZooMS por sus siglas en inglés).
El valor añadido de esta técnica es que esa identificación es posible en restos muy pequeños y muy fragmentados que por su aspecto externo sería imposible clasificar. En ese sentido, Samantha Brown protagonizó la identificación del denisovano más antiguo, al ser capaz de encontrar, tras el análisis de más de 3.000 pequeños fragmentos de hueso del yacimiento de Denisova, uno perteneciente a una denisovana de 90.000 años de antigüedad, que el análisis genético posterior confirmó que se trataba de un híbrido, hija de madre neandertal y padre denisovano, apodada "Denny".
Los denisovanos son un linaje humano, encontrado en la cueva de Denisova (Siberia) próximo a los neandertales, descubierto por la identificación de su ADN, pero del que apenas se tienen fósiles por lo que su aspecto sigue siendo desconocido. Las poblaciones humanas actuales, especialmente las del sudeste asiático, conservan hasta un 1% de ADN denisovano, resultado del cruce de Homo sapiens con este grupo, que también habrían hibridado con los neandertales.
Tras formarse en arqueología en su país, Samantha Brown se especializó en la aplicación del estudio de las proteínas antiguas para la resolución de cuestiones en evolución humana en la Universidad de Oxford. Para su doctorado por la Universidad de Tübingen en ciencias Arqueológicas y Evolución Humana en el año 2021 realizó su tesis sobre la aplicación de la paleoproteómica para la identificación de los denisovanos.