Casi la mitad de los jóvenes universitarios burgaleses se pueden considerar 'sísís', es decir, compaginan los estudios de su carrera con un empleo, aunque en la mayoría de los casos sea de carácter estacional, durante los periodos de vacaciones. La incertidumbre laboral y vital en la que se desenvuelven, la progresiva pérdida de poder adquisitivo de las familias, la necesidad de contar con su propio dinero en el bolsillo -más que las dificultades para pagarse unas matrículas, para las que existe un amplio abanico de becas y ayudas- están detrás de este auténtico fenómeno social.
Hay más razones para la proliferación de este nuevo perfil universitario-trabajador: el mercado laboral burgalés ya demanda esta mano de obra ante los graves problemas de relevo generacional que padece y muchas empresas han empezado a entender que pueden tener trabajadores cualificados -más a allá de las becas de colaboración o la formación dual- si adaptan sus horarios a los de la Universidad. Que se lo digan, si no, a la hostelería o el comercio...
Las empresas de trabajo temporal (ETT) reconocen, asimismo, que las campañas comerciales e industriales de vacaciones de verano o de Navidad se cubren, mayoritariamente, con universitarios o estudiantes de Formación Profesional, que aprovechan su tiempo libre para dar sus primeros pasos en el mundo del trabajo. Dicho esto, el abanico de realidades vitales entre esa mitad de universitarios 'sísís' burgaleses es tan amplio y variado como la vida misma.
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